jueves, 20 de noviembre de 2008

DMG: David Menospreció a Goliat


Un primer elemento a considerar en el embate del Gobierno contra DMG: cuando David Murcia Guzmán se metió con la familia de Álvaro Uribe Vélez y quiso darle a éste lecciones de comunicación familiar (“no sé cómo será la relación del Presidente con sus hijos, pero definitivamente no está enterado de lo que hacen…”), no previó hasta qué punto estaba ‘dando papaya’, ni que, en consecuencia, llevaría ‘del bulto’. Nos referimos a la entrevista que sostuvo con La W de Caracol el pasado viernes 21 de noviembre, en respuesta a la que acababa de conceder el mandatario y durante la cual tuvo oportunidad de terciar con Jerónimo Uribe Moreno, a quien quiso mostrar como ‘untado’ en sus negocios.

Para continuar con los dichos populares, “el pez muere por la boca”. Es factible que la circunstancia de enfrentarse de tú a tú con el Presidente y con su hijo mayor acabó por envalentonarlo, al punto de acusar al presidente del Grupo Aval, Luis Carlos Sarmiento Angulo, de estar detrás de una supuesta “persecución”, luego de haberse ido lanza en ristre contra la totalidad del sistema financiero, y de amenazar con responder a las arbitrariedades de que estaría siendo víctima con “más arbitrariedades”. Se presume además que en algunos de los temas que expuso en su defensa tendría razón (como en lo de pagarles a los clientes por la publicidad que le hacían a su marca, algo ceñido a la lógica), pero cometió el gravísimo error estratégico de no calibrar la reacción de su oponente, ante tamaña provocación.

Es por eso que ante la andanada oficial del día siguiente (le mandaron desde el policía de la esquina hasta la Interpol) sólo atinó a presentar disculpas extemporáneas y a llamar a la calma, cuando todo estaba ya perdido.

Un segundo elemento a considerar, sería la asombrosa habilidad de Uribe para sortear las crisis, a sabiendas de que en ésta no saldrá del todo indemne, pues deberá enfrentar el malestar colectivo provocado por lo que para miles de ahorradores fue su propio Titanic financiero, después de que habían visto en el David de la cola de caballo –tan parecido al original de la Biblia- al valiente que con su cauchera de las tarjetas prepago quiso ponerle una pedrada en el ojo al gigante Goliat del sistema financiero. Pero erró la puntería…


Un tercer elemento: si el Gobierno de Uribe y sus amigos los financistas no hubieran parado -¿aplastado?- a DMG (gracias en parte a que Murcia pisó la cascarita), con el tiempo habría puesto en jaque a la banca nacional, en la medida en que comenzaba a fungir como un empresario sensible y bondadoso (rara avis…), el que sí ayudaba a “calmar el hambre del pueblo”, contrario a la voracidad por todos sentida de los pulpos financieros que por décadas han manejado con mano de hierro –aunque laxa con ellos mismos- los ahorros y los créditos en nuestro país.


Moraleja y conclusión: si quieres triunfar en la vida, no te metas con Álvaro. Y menos con Jerónimo…

jorgegomezpinilla@yahoo.es

lunes, 10 de noviembre de 2008

Vacío de visión



El pasado jueves 6 de noviembre los televidentes de CityTV presenciamos un debate de esos que producen “oso ajeno”, en el que el asesor de Comunicaciones de la Alcaldía Mayor, Andrés Rojas, acelerado y nervioso balbuceaba respuestas telefónicas a unas muy pertinentes preguntas formuladas por los periodistas Yesid Lancheros y Juan Carlos Flórez, este último invitado en calidad de ex concejal y ex candidato a la alcaldía de Bogotá.

El hablar atropellado e inconexo de un funcionario de primerísimo nivel explica en parte por qué el alcalde Samuel Moreno pretende gastarse una millonada en una (¿otra?) asesoría de Comunicaciones para mejorar su imagen (en respuesta a la última encuesta de opinión de Gallup, que lo tiene con una favorabilidad del 31 por ciento), mas no lo justifica, pues “la calentura no está en las sábanas”. El problema está en una gestión que de entrada muestra a un grupo de secretarios trabajando cada uno al frente de su respectiva entidad como rueda suelta, no a un equipo gerencial en torno a un líder, con una visión propia y coherente de ciudad.

Este precoz desprestigio, a sólo diez meses del comienzo de su administración, demuestra que quizá tenían razón los que decían que el candidato no se preparó para gobernar, sino para ganar la Alcaldía. Hay incluso quienes –aun más críticos- creen que ni siquiera tuvo que prepararse para ganar, pues se topó con la candidatura cuando el ala clientelista del Polo (encabezada por Jaime Dussán, que mueve a los maestros del Distrito) decidió postularlo, y se la quedó para usufructo propio -y de su familia y amigos- el día que ese mismo sector interpuso y ganó una demanda ante el Consejo Nacional Electoral para que la consulta que escogiera a su candidato no fuera abierta, sino semicerrada. ¿O fue semiabierta?

Lo cierto es que a última hora el CNE dispuso que para votar en esa consulta había que afiliarse al Polo, lo cual les impidió participar a muchísimos amigos de la candidatura de María Emma Mejía (sobre todo de su mismo estrato), pese a que arrasaba con el voto de opinión. De allí en adelante el candidato no tuvo que esforzarse gran cosa, pues cabalgó con relativa comodidad sobre el desprestigio de Transmilenio* (que hundió a Enrique Peñalosa), tan cómodo que inclusive sorteó la crisis por una respuesta errada que le concedió a Antanas Mockus en un debate televisivo, cuando reconoció que estaría dispuesto a ser sólo un poquito corrupto, y de cuya campaña hoy no se le recuerda casi nada diferente a su propuesta del metro, que fue en últimas la que le aseguró tan resonante triunfo.

A su éxito se sumó además que de todos los candidatos era sin duda el más simpático (en llamativo contraste con Peñalosa), así fuera William Vinasco el más popular –gracias a los días de la radio- y Juan Carlos Flórez el más preparado, pero a quien “le faltó ropita”, como dirían las señoras bogotanas. Falta ver si este último tendría razón cuando afirma que Samuel Moreno es “un alcalde muy débil”, como lo dijo durante el debate en el que su asesor de Comunicaciones no tuvo respuestas para nada. Sea como fuere, a nuestro Alcalde Mayor le quedan tres años para demostrar que tirios y troyanos estaban equivocados. Son los mismos años que le quedan a su partido para ver si entre todos le ayudan a enderezar el rumbo, porque hasta el momento sólo se ha visto que no ha estado del todo bien asesorado.

Y del metro, ¿qué? Empantanado, como el alcalde…

jorgegomezpinilla@yahoo.es

* Hoy Transmilenio es de lo que mejor funciona en esta administración, la cual, si sigue como va, acabará por devolverle a Peñalosa la alcaldía y el prestigio perdidos.