viernes, 23 de abril de 2010

Mockus es un peligro


La francota expresión que utilizó el presidente Álvaro Uribe Vélez en tierras de Santander (San Gil, abril 19 de 2010), cuando dijo que “esto no es esfuercito de caballo discapacitado”, habla no sólo de una posible ofensa proferida contra alguien a quien no identifica, sino del grado de preocupación en que se halla el comandante en jefe del uribismo ante lo que –Dios no lo quiera, dirían las señoras- parece una hecatombe anunciada, si nos fijamos por ejemplo en la última encuesta de CM& y el Centro Nacional de Consultoría, donde aparece que si la segunda vuelta fuera mañana entre Juan Manuel Santos y Antanas Mockus, este último obtendría un 50 por ciento de la votación, contra un 44 por ciento del candidato uribista.

http://semana.com/noticias-opinion-on-line/mockus-peligro/137940.aspx

¿Existe alguien en este país que no crea que con su desafortunada metáfora Uribe señaló –de manera subliminal, si se quiere- a Antanas Mockus? Si fuéramos psicólogos nos adentraríamos en el terreno de la interpretación analítica, para advertir que la intención semántica del mandatario pudo ser la de montar en el imaginario colectivo la idea del Parkinson como una discapacidad, de modo que quien la porta viene a ser algo así como un caballo discapacitado. Y la apreciación proviene nada menos que de un caballista, alguien que con solo verlo sabe distinguir un animal sano del que no lo es.


Esto de pordebajear con ruda sutileza es una apuesta audaz (amén de perversa), pero el tiro podría salirle por la culata, pues lo que se aprecia desde el otro lado de la moneda es a un presidente que por primera vez tiembla y se agita, como equino encabritado.


Tan sofisticado calambur lingüístico debe entenderse además como una provocación, pues Uribe se saltó a Santos –a quien con desespero intenta ayudar- para convertirse en su sparring, y llamó al cuadrilátero a su anónimo oponente para fajarse con él (ojo, no es una ella) porque quiere dejarlo tendido en la lona desde el primer asalto, antes de que ese contrincante tome nuevos aires y lo enfrente con golpes de creatividad y renovación, como en efecto viene ocurriendo. Sólo que ese él no recogió el guante, sino que le mandó a decir que “siento un profundo respeto por nuestro Presidente”.


Las razones de la tembladera son apenas comprensibles, pues Antanas Mockus no se cansa de hablar de ‘legalidad’, palabreja ésta que debe retumbarle a Uribe en sus oídos cual pesadilla recurrente, pues ha sido precisamente la legalidad lo que en más de una ocasión se ha saltado tanto para mantenerse en el poder (remember Yidispolítica) como para espiar a magistrados, periodistas y oponentes; favorecer a ricos hacendados con más dinero; meter mafiosos a Palacio para conspirar contra la Corte Suprema; aupar negociaciones (¿negociados?) de sus hijos con la complicidad de funcionarios complacientes; propiciar entre las filas del Ejército la comisión de más de 2.000 ejecuciones extrajudiciales –mal llamadas ‘falsos positivos’- mediante recompensas materiales por bajas contadas; extraditar a la cúpula paramilitar cuando comenzó a ‘cantar’; invadir a un país extranjero en busca de eliminar a su enemigo; usar emblemas de la Cruz Roja Internacional para obtener una victoria táctica; defender en público –y con métodos privados- a los oficiales acusados por el holocausto del Palacio de Justicia; utilizar a alias Tasmania para urdir un montaje contra el magistrado auxiliar a cargo de la parapolítica, Iván Velásquez; nombrar a Jorge Noguera en el DAS, a Salvador Arana en Chile y a Luis Camilo Osorio en México; invitar a los parapolíticos a que no dejaran de apoyarlo con sus votos antes de que se los llevaran para la cárcel; repartir notarías y dádivas entre el Congreso en función de la segunda tentativa de reelección, etc.


En el caso específico de las ‘chuzadas’ del Das, no se puede soslayar que el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jaime Arrubla, usó palabras mayores cuando habló de una “conspiración de Estado”, a raíz de la imputación de cargos que la Fiscalía General profirió no sólo contra los miembros del DAS implicados, sino contra los funcionarios de la mismísima Casa de Nariño que en diversas reuniones habrían recibido informes (¿para quién?).


Y todo esto le revienta a “nuestro Presidente” justo en la mitad de la campaña electoral, cuando el más opcionado para reemplazarlo en el cargo es un filósofo y matemático con cara de caballo que no deja de hablar de Legalidad Democrática. Así las cosas, ¿quién no estaría temblando? Ahora bien, se debe advertir que lo que tiembla no es una entidad física, sino toda la estantería uribista en su concepción de proyecto político de largo alcance (con doctrina incluida) al que concurren diversas fuerzas, desde las más prístinas hasta las más oscuras.


En este contexto, Antanas Mockus constituye un peligro real para la continuidad de dicho proyecto. ¿Osará el presidente Uribe –o alguien de su entorno- saltarse de nuevo la legalidad para tratar de detenerlo?


Amanecerá y veremos, como dijo el ciego…

jueves, 15 de abril de 2010

Mockus y el Country Club de Bogotá


El 15 de julio de 2002, durante su segunda Alcaldía de Bogotá, Antanas Mockus recibió en su despacho al director de EL SÁBADO y le concedió una primicia nacional a ese periódico, cuando le contó en exclusiva que "está corriendo la expropiación del Country Club".

Hoy, gracias a que los socios de ese club votaron en masa por Samuel Moreno (o sea, contra Enrique Peñalosa) pueden seguir jugando golf tranquilos, mientras la carrera 15 hacia el norte sigue taponada.

Para mayor información consulte la columna "Música de réquiem en el Country Club", publicada en El Tiempo el 19 de agosto de 2008:


También puede escuchar la entrevista que ese mismo día le hizo Julio Sánchez Cristo al autor de la columna, en La W Radio:



Virginidad rentable


Si nos diera por ponernos de detectives, diríamos que se sospecha el motivo por el cual Rafael Pardo se muestra cada vez más reticente a unirse con Germán Vargas Lleras antes de la primera vuelta electoral: porque le es más ganancioso –a él y a su Partido- mantener a buen recaudo un capital político de casi dos millones de votos para transarlo no en una alianza que nada tiene asegurado, sino frente a la dupla de la que saldrá el próximo Presidente de Colombia.

http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/virginidad-rentable/137602.aspx

Después de un encuentro con su bancada del Senado, el candidato de Cambio Radical afirmó que hay algunos congresistas y dirigentes liberales que quieren unirse a su campaña. Según él, ha recibido llamadas de líderes ‘rojos' que manifiestan su disposición de apoyarle. Vargas no reveló nombres, porque no los tiene, así parezca que no los revela por discreción. Aunque sí se contradijo, pues indicó que no interviene en los “asuntos internos” de ninguna otra colectividad, cuando fue precisamente eso lo que hizo: revolvió el avispero, con el ánimo de cañar duro y tratar de propiciar –de nuevo- su tan anhelada unión con el Partido Liberal.

El problema de Vargas Lleras podría consistir en que es visto como un llanero solitario en busca de compañía, mientras que Rafael Pardo está al mando de una organización política frente a la cual se siente en la obligación de fortalecerla. Es sabido que el Partido Liberal lleva ya 12 años huérfano del poder, y una salida a tan desgastante situación podría consistir en lograr un acuerdo programático con uno de los dos finalistas de la contienda, Juan Manuel Santos o Noemí Sanín.

Aun suponiendo que se dieran sorpresas, como que por ejemplo Antanas Mockus desplace a Noemí -según vislumbrala la última encuesta del Centro Nacional de Consultoría-, a Pardo se le plantearía una interesante ‘incertidumbre del alma’ al tener que escoger entre un político avezado que salió de las entrañas del liberalismo (Santos), y un candidato que representa una opción por completo novedosa en la concepción y práctica del poder político (Mockus).

Esto explicaría, pues, por qué el candidato liberal se niega a aceptar los intensos coqueteos de Germán Vargas Lleras. Porque, parodiando a Uribe, podría resultarle más rentable “aplazar el gustico” hasta la segunda vuelta.

El asunto entonces no es cuestión de gustos, sino de la más elevada estrategia política, en la que parecería que Rafael Pardo, con su nada deleznable capital político, se reserva para el mejor postor.

viernes, 9 de abril de 2010

Marea con tsunami, in crescendo

Según la más reciente encuesta de Datexco, la intención de voto en las próximas elecciones aumentó dramáticamente, tras el anuncio de que Fajardo se unió con Mockus. Así, pasó del 54,8 por ciento que registró en encuesta publicada el 26 de marzo, al 83,9 en la última, publicada el 9 de abril. Este sondeo también señala que el 63 por ciento de los consultados conoció de la alianza entre los dos matemáticos, y el 27 por ciento cambió su intención de voto.

Esto, señoras y señores, es el anuncio de un tsunami con nombre propio: Antanas Mockus. La encuesta citada muestra cómo en menos de dos semanas Noemí Sanín fue desplazada por el ex alcalde de Bogotá al tercer lugar, dejando solos en la palestra de los ganadores a Juan Manuel Santos y Antanas Mockus, quienes en cosa de días habrán de trenzarse en la madre de todas las batallas, con consecuencias impredecibles.

Más que impredecibles cargadas de sorpresas, y la primera es el efecto de catapulta que trae la marea verde, cuya más rotunda expresión circula por la Internet, in crescendo. Es el caso de Facebook, donde muchos de sus residentes han dado en cambiar su foto de perfil por la de alguna imagen alusiva a la campaña del Partido Verde, y entre las que brilla con nombre propio una de “MOCKUS PRESIDENTE” al mejor estilo Mat Groening, con la O de Mockus cambiada por una rosquilla y la estampa de alguien fácilmente identificable como Antanas Simpson. En sintonía con lo anterior, han comenzado a formarse grupos regionales que le hacen publicidad política gratuita al hombre: en Atlántico cantan “Happy VERDE, Barranquilla”, mientras los de Nariño pregonan que “como Mockus, Pockus”, y los de Santander afirman que “mucho lo pingo, el que no vote inteligente”.

La misma encuesta arriba citada le da a Juan Manuel Santos un 29,5 por ciento de intención de voto, seguido por un 24,8 por ciento a favor de Mockus, en muestra clara de que el uribismo –ya sin Uribe- quedó atomizado en tres partes distintas (Santos, Noemí y Vargas Lleras) y ninguna opción sólida verdadera. La misma cara de la moneda muestra además que si a la intención de voto del ex ministro de Defensa le sumamos la de la ex embajadora (20 por ciento), apenas les alcanza para llegar raspando a la mitad de los potenciales votantes, convirtiéndose entonces el pírrico 3 por ciento de Germán Vargas Lleras en el salvavidas que los sacaría de la debacle.

Decíamos que en el uribismo no se ve ninguna opción sólida verdadera, porque es sabido que tiene más carisma el muñeco Chucky que Juan Manuel. Algunos caricaturistas incluso los comparan entre sí, y es quizá la explicación al dicho según el cual su candidatura fue madurada –como los aguacates- a punta de periódico. Mientras tanto, lo verdaderamente llamativo radica en que una figura en apariencia frágil como la de Antanas Mockus coge cada día más fuerza. Para sorpresa mayor, la noticia según la cual porta en sus genes el mal de Parkinson, sumado a que devolvió 4.500 millones de financiación estatal a su campaña, lo hicieron aun más merecedor de la simpatía general.

La imagen de Mockus convertida en alter ego gráfico de Homero Simpson no es gratuita, sino la expresión de que el fenómeno conocido como la marea verde adquiere un interesante cariz cultural, con imbricaciones artísticas, lúdicas, estéticas e intelectuales, de la que sólo faltaría conocer posibles expresiones musicales o poéticas, para entrar si se quiere en el terreno de la exageración (no descartable).

Ya sin exagerar, es un hecho irrefutable que la alianza entre Antanas Mockus (Partido Verde) y Sergio Fajardo (Compromiso Ciudadano) le dio a la campaña electoral un vuelco por completo novedoso, cargado de intriga pero a la vez de esperanza, y en el que la figura del dos veces alcalde de Bogotá amenaza con arrasar con todo lo que se atraviese a su paso…