domingo, 30 de mayo de 2010

Santos es, gallina lo pone


El pasado lunes 24 de mayo el presidente Uribe comparó a su gobierno con una gallina que pone “tres huevitos de prosperidad: el de la seguridad, el de la promoción de la inversión y el de la política social”. Y pidió, en tono parroquial: “cuidemos esos huevitos”. Es de Perogrullo que se trataba de una –otra- expresión pública de apoyo a Juan Manuel Santos, quien durante toda la campaña habló de pasar de la seguridad a la prosperidad democrática. Como dice el refrán: blanco es, gallina lo pone…

http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/santos-gallina-pone/139599.aspx

Lo cierto es que Uribe no se expresa así por posar de metafórico, sino para provocar un efecto político. En eso, estamos ante un genio de la propaganda. Y la estrategia le funcionó, si nos fijamos en los resultados que le dan a su ‘polluelo’ candidato un primerísimo lugar, muy por encima de Antanas Mockus, a quien dejó casi con respiración artificial. En esta campaña el Presidente se vio ante el imperativo de endosarle a Santos una buena tajada de su popularidad, tarea nada fácil (por la falta de charme de su pupilo), pero no hay duda en que lo logró.

Diríase que las primeras derrotadas fueron las encuestas, pues ninguna mostraba una votación tan alta para el candidato de la U, lo cual podría incluso prestarse para especulaciones. Habrá que ver ahora cómo se justifican los encuestadores, que en lo único que acertaron fue en el último lugar de Rafael Pardo, en la medida en que para el primer lugar daban un empate técnico entre Santos y Mockus.

Los segundos grandes derrotados fueron los partidos Liberal y Conservador, cuyas votaciones sumadas apenas superan el millón y medio de votos. En lo referente a Noemí Sanín, no sería exagerado afirmar que durante los debates se sobreactuó y terminó por desdibujarse. Había que verla con su sonrisa forzada y su marcado histrionismo, para sospechar que no iba por buen camino. Fue como la novia que hemos dejado de querer, por lo que se esfuerza aun más en recuperar el cariño perdido, sin saber que ese esfuerzo desmedido la conduce a su perdición. Como en efecto ocurrió.

El último lugar para Rafael Pardo obedece a que aplicó una estrategia altamente riesgosa (“lo que puede ir mal se pondrá peor”, reza una ley de Murphy), cual fue la de apuntarle a conservar su propio ‘nicho de mercado’, o sea el Partido Liberal. Pardo se dedicó a agitar el trapo rojo, confiado en estudios analíticos que así lo recomendaban. Pero le fallaron tanto los análisis como las otrora ‘huestes’ liberales, en parte porque la lealtad de cuerpo partidista está mandada a recoger, y en parte porque a pesar de su brillante inteligencia, su profundidad analítica y su coherencia política –que esperamos conserve-, le faltó lo que le sobra a Horacio Serpa: carisma. Y como dice el refrán popular, no se le pueden pedir peras al olmo. Pardo dejó en libertad a sus seguidores para que voten “a conciencia”, y falta por conocer la decisión de la bancada liberal, compuesta por congresistas necesitados de puestos, después de doce años de orfandad burocrática.

Germán Vargas Lleras y Gustavo Petro pueden darse por bien servidos, en sus respectivos tercero y cuarto lugar. Al candidato de Cambio Radical le representa una victoria táctica hacia la segunda vuelta, pues sus votos son hoy los más cotizados. Pero no es fácil colegir hacia dónde se irán, si hacia la U o hacia los Verdes, en la medida en que Vargas Lleras brilló con luz propia como el ala decente del uribismo, pero Mockus encarna precisamente la decencia. Así que el dilema será entre apoyar la continuidad del proyecto uribista, o decidirse por lo que en efecto sería un ‘cambio radical’.

En lo referente al candidato del Polo, queda demostrado que las continuas embarradas y consecuentes rectificaciones de Mockus –sumado al brillante desempeño de Petro en los debates- le devolvieron buena parte de los votos que al principio de la campaña se le habían marchado hacia el Partido Verde. Petro sale fortalecido de la contienda, con una votación cercana a la de Vargas Lleras, que también cuenta a la hora de las alianzas.

La pregunta del millón, ahora, es cómo harán los Verdes para atraer hacia su causa los votos que no fueron para Santos, y sumarle los de los abstencionistas que no votaron en la primera vuelta pero estarían dispuestos a dejarse ‘seducir’ para la segunda. Es la hora de la reingeniería en esa campaña, donde lo primero a revisar es por qué, pese a que se daba por descontado que fue la unión entre Mockus y Fajardo lo que los puso de primeros en las encuestas, los votos del ex alcalde de Medellín no se vieron reflejados –de nuevo- en los guarismos electorales. (¿Sería porque se cayó de la bicicleta?) De otro lado, viendo que los votos uribistas se quedaron con Santos, a Mockus le corresponde ahora radicalizar su discurso, ya liberado de la camisa de fuerza que le impedía mostrarse como opositor, para no caerles mal a esos sectores.

Lo verdaderamente asombroso de la jornada es comprobar que la cadena de escándalos que volvieron a aflorar en las últimas semanas de la campaña, y que apuntaban por igual a Juan Manuel Santos como al presidente Uribe (chuzadas del DAS, ‘falsos positivos’, affaire Santiago Uribe, etc.), no tuvieron ninguna incidencia en las urnas. Es algo que pone en entredicho la madurez política de la nación, pues basta con que el presidente Uribe les pida a los colombianos que le cuiden sus huevitos, para que casi la mitad de los votantes salga corriendo -como gallina clueca- a votar por el también cuestionado Juan Manuel Santos…

jorgegomezpinilla@yahoo.es

miércoles, 26 de mayo de 2010

"Lo peor de la condición humana"


En el último debate de Caracol TV, Juan Manuel Santos dijo a modo de queja una frase que lo retrata de cuerpo entero: “la lucha por el poder saca a flote lo peor de la condición humana”. Esto no significa que Santos encarne lo peor, pero sí es (y hay cómo probarlo) entre todos los candidatos que esa noche le acompañaban, el que en su lucha por el poder más se ha manifestado –y obrado- proclive a saltarse lo que se le atraviese para lograr la Presidencia de Colombia.

http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/peor-condicion-humana/139461.aspx

Conviene aclarar que su ambición por la conquista de cada día más poder político es legítima, si no fuera porque los métodos que ha utilizado en tales propósitos no gozan de la misma legitimidad. El primer affaire que en este terreno se le recuerda, alude a la supuesta promoción de un golpe de Estado contra el gobierno de Ernesto Samper, que mencionan por igual Carlos Castaño y Salvatore Mancuso, el primero en su libro autobiográfico (Mi confesión) y el segundo el pasado 21 de abril desde su celda en Washington: “Juan Manuel Santos nos propuso que hiciéramos una especie de golpe de Estado contra el presidente de esa época, que era Samper. Que le consiguiéramos las pruebas del narcotráfico.” Esa misma versión ya había sido entregada por el propio Mancuso en 2007 ante un despacho de la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía General, y la última vez lo hizo en una audiencia teletransmitida.

A estos señalamientos Santos respondió afirmando que la Fiscalía archivó una investigación por denuncias similares sobre supuestas maniobras suyas contra Samper, y agregó que “están tratando de sacarse el clavo”. Sea como fuere, se trata de la palabra de uno contra otro –porque Castaño ya está muerto- y la verdad sólo saldría a flote si alguien aportara una prueba testimonial. (Como parece que sí la hay en la acusación del ex policía Juan Carlos Meneses contra Santiago Uribe Vélez: según el premio Nobel de Paz, Adolfo Pérez Esquivel, una grabación que posee el denunciante involucraría incluso al presidente Uribe).

Regresando al tema inicial, lo que incomoda en la citada frase de Santos es que si hay algo que en realidad expone lo peor de la condición humana, es la ocurrencia de más de 2.000 casos comprobados de ejecuciones sumarias (no extrajudiciales, pues éstas sólo se dan en países donde está aprobada la pena de muerte), conocidas y pregonadas como ‘falsos positivos’ para atenuar así su condición de delito de lesa humanidad. Coincidimos con lasillavacia.com en que desde el ministerio de Defensa “el candidato de la U tomó medidas importantes para ponerles fin a estos crímenes al interior del Ejército”, entre ellas la destitución de 27 oficiales y la creación de una unidad especial de 20 fiscales para investigar los casos, pero lo sorprendente es que estando él al frente de la responsabilidad mayor, una cadena de ejecuciones tan macabra y “sistemática” (según Naciones Unidas) no le haya representado ningún costo político, y por el contrario sea hoy el ungido para continuar la tarea de la Seguridad Democrática iniciada –e impuesta a sangre y fuego- por Álvaro Uribe.

Por algo mucho más nimio, como fue el ingreso de unos seis millones de dólares a su campaña, Ernesto Samper casi no pudo gobernar y su mandato se le convirtió en un verdadero infierno, pues no quiso asumir la responsabilidad política que le correspondía –con su renuncia a la Presidencia- ante la presencia comprobada de esos dineros calientes, así hubieran entrado a sus espaldas. A las espaldas de Santos también ocurrieron (sin duda) esos centenares de asesinatos de inocentes, pero lo políticamente ético habría sido que se hiciera a un lado, mientras la justicia investiga y condena –o absuelve-, en la medida en que fue bajo su mando que se presentó lo que nadie dudaría en calificar como “lo peor de la condición humana”.

Hay otros sucesos en los cuales el ‘todo vale’ también ha primado en la búsqueda de resultados, como la utilización adrede de emblemas de la Cruz Roja para obtener una victoria táctica (operación Jaque), o la invasión de un país vecino para eliminar a un importante enemigo. O, para no ir tan lejos, la utilización de una cuña radial que imita la voz del presidente Uribe con la única intención de engañar incautos, y en esta misma onda la transmisión hasta en la sopa de un comercial reciclado de TV que presenta como gran novedad (“más trabajo”) lo que ya había usado J.J. Rendón con calculado éxito, una vez en México y otra en Honduras.

Por todo lo anterior, no se caería en riesgo (¿o sí?) de equivocación al afirmar que Juan Manuel Santos es el candidato menos indicado para quejarse porque “la lucha por el poder saca a flote lo peor de la condición humana”.

jorgegomezpinilla@yahoo.es

viernes, 14 de mayo de 2010

Radiografía de un peligro inminente


Tienen razón en parte los que vaticinan un salto al vacío ante un eventual triunfo electoral del candidato del Partido Verde, pero no porque Antanas Mockus no esté capacitado para gobernar a Colombia, sino porque es tal la cantidad de intereses que se verían afectados, que esos mismos intereses –unos claros, otros oscuros- tendrían que pensar en algo para impedir que Mockus desarrolle (y finalice) un buen gobierno. Diríase que es la única tabla de salvación que les queda a todos los que en los últimos ocho años o más han transitado impunemente por los senderos de la ilegalidad, y hoy sienten que les respiran en la nuca con el tufillo ese de la Legalidad Democrática.


http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/radiografia-peligro-inminente/138898.aspx


Son esos intereses en peligro los que en relación biunívoca ponen en peligro la vida del profesor Mockus y han obligado a reforzar su seguridad, hoy en las buenas manos del general Óscar Naranjo. Pero si hubiera un momento en que esas especies en riesgo de extinción necesitaran una hecatombe, ese momento es ahora.


De todos modos, el peligro no se hará inminente sino hasta después del 30 de mayo, mientras persista la esperanza de que el candidato de la oficialidad, Juan Manuel Santos, pueda -con las armas de que sabe disponer y las que habrán de prestarle-, derrotar en segunda vuelta al candidato de los independientes. Ahora bien, si contrariando las encuestas (aunque no el sentido común) ese día más de la mitad de los votantes se expresara a favor de Mockus y no se requiriera la otra ronda, de nuevo el peligro se haría inminente, para unos y otro. En este contexto, la realidad de una segunda vuelta se convertiría en un verdadero albur para el candidato Verde, pues sus contrarios –y nos referimos en particular a los que acostumbran jugar sus cartas por debajo de la mesa- desplegarían recursos, imaginación y ‘asesorías’ de todo tipo para voltear el naipe a favor de sus expectativas de poder.


Esto no quiere decir que el candidato del Partido de la U encabece esas fuerzas cuyo reino de ilegalidad e impunidad podría irse al traste, pero es un hecho que su recurrente apelación al ‘todo vale’ los hace más propensos a apoyarlo, del mismo modo que los comandantes paramilitares le brindaron su respaldo electoral a Álvaro Uribe en la campaña de 2002 –según reciente confesión de Salvatore Mancuso desde su celda en Washington- no porque estuvieran coaligados sino porque creían que con él estarían mejor resguardados sus intereses. Para ser precisos, en la Conferencia Nacional de Autodefensas de 2001 definieron apoyar a “un candidato con ideología afín a las autodefensas”. (Tomado de verdadabierta.com).


Antes de que la Corte Constitucional declarara inexequible el intento de un tercer período para nuestro Presidente en ejercicio, esas fuerzas a las que hacemos referencia –innombrables, aunque de todos conocidas- se sentían en condiciones de relativa seguridad, porque no se veía en el horizonte cercano quién pudiera ponerle el cascabel al gato de la corrupción reinante. Pero irrumpió con visos de catapulta la figura de un candidato en apariencia humilde y frágil, aunque revestido de una aureola de decencia y honestidad a toda prueba, y les empezó la tembladera, cuya manifestación más visible ha sido la activación de una poderosa campaña de propaganda negra –a todo nivel, pero sobre todo en la Internet-, apenas como cuota inicial de lo que están dispuestos a hacer para impedir el triunfo de Antanas en las urnas.


Sea como fuere, la preocupación no debe estar centrada en lo que podría ocurrirle a Mockus de aquí a la elección final (a los que podrían atentar contra él los cogió la noche, creemos), sino en lo que pasará después de que él deposite por primera vez su honorable y simbólico trasero en el solio de Bolívar. A partir de ese histórico momento comenzaría el verdadero ‘tour de force’ entre esos sectores contaminados y los que irrumpen con intención renovadora, conscientes los primeros de que un estado general de ingobernabilidad los pondría a salvo de que les cobren ciertas cuentas, unas al día presente y otras con carácter retroactivo. Ello, claro está, sólo en caso de que en efecto se aplique la fórmula mockusiana –que en últimas es universal- de sujetarse al imperio de la Constitución y la Ley.


Cuando hablamos entonces de un peligro inminente, no es porque creamos que un fulano en particular se encuentra en riesgo. Nos referimos es a la buena marcha de las instituciones. No se requiere ser mago para advertir que si fuera Juan Manuel Santos el próximo Presidente de Colombia, las cosas seguirían en la ruta trazada, de tú a tú, con una transmisión de mando incluso aburrida. Pero si fuera Mockus-Fajardo la dupla elegida, no sólo andarían por ahí sueltos ciertos elementos dispuestos a contraatacar, sino que la tentación de provocar el salto al vacío (para luego llamar al Redentor) estaría siempre a la orden del día, como espada de Damocles.


De eso –creemos, sin riesgo de equivocarnos- habría que cuidarse.


jorgegomezpinila@yahoo.es


NOTA BENE: El repunte electoral de Juan Manuel Santos en la última encuesta del Centro Nacional de Consultoría y CM& bien puede obedecer a su cuña radial ‘pícara’: mucha gente ignorante de la verdad asume que es la voz del mismísimo Álvaro Uribe Vélez, invitando a votar por Santos. Por cierto, el diccionario de la lengua española Espasa Calpe (2005) define pícaro como “tipo de persona astuta (…) que vive de engaños y acciones semejantes: ‘es tan pícara que sabe ganarse los favores de todos’.”

viernes, 7 de mayo de 2010

La conversión de Vladdo


El grado de ‘seducción’ que Antanas Mockus viene ejerciendo sobre la intelectualidad colombiana se puede medir en parte por lo que hoy ocurre con el caricaturista Vladdo. Según Yolanda Soler Mantilla –fiel fan de Aleida, aunque también aguda crítica- su caso podría compararse con la conversión que vivió Saulo de Tarso, más conocido como San Pablo o el Apóstol de los gentiles, un ciudadano romano que perseguía a los cristianos pero a quien un relámpago de luz que venía del cielo lo tumbó de su caballo y escuchó una voz que le decía “Saulo, Saulo, por qué me persigues”, y desde ese día se dedicó a predicar la palabra de Jesucristo.


http://semana.com/noticias-opinion-on-line/conversion-vladdo/138597.aspx


La comparación con Vladdo radicaría en que éste se ha dedicado a fustigar a los políticos y desnudar sus caídas y defectos con altas dosis de humor negro (ácido, incluso), pero ahora pareciera caer rendido ante los encantos de uno de ellos, de quien como muestra palmaria de su conversión escribió que “si todos los pesimistas nos uniéramos alrededor de la propuesta y el nombre de Antanas, a lo mejor les damos una sorpresa a los políticos tradicionales”. Aquí el candidato del Partido Verde no pierde –para Vladdo- su condición de político, sólo que lo ve diferente a los “tradicionales”, y sería esa diferencia entre unos y otro la que le permite manifestar su apoyo a Mockus.


“¿Será que son amigos?”, se preguntaba –presa de la intriga- Yolanda. No conocemos la respuesta, pero se sabe de buena fuente que el caricaturista contó haber almorzado una tarde de éstas en casa de los Mockus Córdoba (en compañía además de las hijas, Laima y Dala), y que era tal el grado de confianza en que se hallaban que cuando pidió un vaso de leche fueron hasta la nevera y se la sirvieron de la bolsa, que había sido abierta no con instrumento cortante sino con los mismos dientes. Esto no resuelve la incertidumbre en torno a si son o no amigos, pero sí ubica la simpatía –mutua, como ha de colegirse- en un respetable plano personal.


Aquí la discusión de fondo gira en torno a si un periodista que hasta ahora se había distinguido por su independencia a toda prueba, no estará arriesgando su credibilidad o su pretendida imparcialidad, al expresar tan abierto apoyo a un candidato. En este contexto, si nos diera por parodiar a Mockus, diríamos que “la independencia es sagrada”. De todos modos, para salir de dudas le planteamos la inquietud al propio Vladdo, quien respondió que como ciudadano está ejerciendo su derecho a votar por alguien (“antes votaba en blanco”), por lo que se trata de “una decisión personal, muy mía”. Dijo además que “en mi trabajo no trato de parecer objetivo ni equilibrado”, y que se siente tranquilo porque “no le estoy pidiendo chanfa a Mockus”, y remató con que en últimas “si el tipo mete la pata, se la cobro”, no sin antes aclarar que “Antanas no me haría reclamos por ninguna caricatura”.


Sea como fuere, la inquietud ha cundido incluso hasta las páginas de Un Pasquín (el periódico de Vladdo), donde la columnista Olgahelena Fernández se preguntaba si ese mensuario “¿es de oposición a todo y a todos? ¿No importa quién gobierne? ¿No importa si lo está haciendo bien?” Ella misma responde diciendo que “si gana Mockus, pues nos dedicamos a criticar los mimos y los girasoles… y lo de los mimos no lo haría por amargada, a esos sí los detesto realmente”. (Edición 53, abril de 2010). Sana preocupación, pues es sabido que Un Pasquín nació, creció y se reprodujo como una publicación nítidamente contestataria al régimen de Álvaro Uribe, de modo que un triunfo eventual de Antanas Mockus los dejaría con “sustracción de materia”. Así las cosas, mientras no reventara algún escándalo mockusiano, les tocaría dedicarse a hacer frío y escueto análisis político.


Ahora bien, así como hoy Vladdo le brinda su apoyo desinteresado al proyecto Verde, ¿no se podría acaso contemplar la posibilidad de que, siendo consecuentes con dicho apoyo, Un Pasquín decidiera seguir apoyando abiertamente al gobierno de Antanas y –en contraprestación o no- en sus páginas tuviera cabida la publicidad oficial, en lo que serían transacciones perfectamente legales, incluso ‘meritocráticas’? O, es más, ¿qué pasaría si al presidente Mockus se le ocurriera ofrecerle el Ministerio de Comunicaciones a Vladdo, y no a modo de retribución sino porque sencillamente se le dio la gana, o porque le pareció que era la persona más indicada para ese cargo?


Estos son –diríase entonces, sin más rodeos- los riesgos a los que se expone un reconocido periodista independiente cuando resuelve participar activamente en política.