viernes, 5 de julio de 2013

La Gran Vergüenza Nacional


En columna anterior dije que “en Colombia han sido los equivocados de buena fe los que en más de una ocasión, actuando como mayoría, han puesto en la presidencia a gente incapaz o indeseable”.

Tan cierto como decir que al que no quiere caldo le dan dos tazas, esos mismos equivocados de buena fe (y los de mala fe también) actuaron de nuevo para elegir ya no a la presidencia, sino al título de Gran Colombiano, a Álvaro Uribe Vélez.


La noticia de entrada produce indignación, y con el paso de los días se convierte en resignación, ante una circunstancia que siembra serias dudas sobre una de dos: el estado mental de los colombianos… o la legitimidad del mecanismo para la elección.

Es hasta cierto punto comprensible que hayan elegido a Uribe presidente de Colombia, e incluso que lo hubieran reelegido por sus golpes contundentes a la guerrilla de las Farc, pero resulta inaudito que, después de que abandonó la Presidencia y han salido a relucir tantísimos cuestionamientos y acusaciones contra él y contra una buena parte de la gente que lo acompañó (muchos de los cuales hoy están en prisión o huyendo de la justicia), aparezca ahora ante el mundo entero como el colombiano más importante de los dos últimos siglos.

Mejor no lo pudo decir Guillermo Aníbal Gärtner Tobón, quien fuera su amigo y compañero de estudios en la Universidad de Antioquia, y de trabajo en la Sociedad Económica de Amigos del País: “Álvaro Uribe es un personaje sub-judice (sujeto a cuestionamiento judicial), sobre el cual pesan fundadas sospechas de su compromiso por acciones y por omisiones en el fenómeno del paramilitarismo, y (…) es la personificación de serias vulneraciones a los derechos humanos”.

“¡Vergogna!”, es la sonora expresión que utilizan los italianos para describir este tipo de situaciones, que traduce vergüenza, pero a su vez es sinónimo de ignominia. Y es que, no nos llamemos a engaños: resulta desde todo punto de vista ignominioso que ante los ojos del mundo entero aparezca como el colombiano modelo un expresidente durante cuyo gobierno (para mencionar una sola ignominia) ocurrió el holocausto conocido como los ‘falsos positivos’, y que éste insista en calificar a sus autores como “héroes de la patria” y “perseguidos por la Fiscalía”.

Olvidémonos si se quiere de cuestionar la salud mental de los colombianos, considerando que fue elegido apenas por el 30 por ciento de los votantes de ese concurso; pero es pertinente cuestionar la legitimidad de la elección, si traemos a colación lo que cuenta (e investigó) Emma Flood, bloguera de El Tiempo: “El ‘golazo’ de Uribe consistió en hacer incluir su nombre con la seguridad de que él mismo ayudaría con su millón y medio de seguidores tuiteros, sus organizaciones de propaganda personal como Primero Colombia y otras afines, aprovechando el hecho de que ningún otro candidato contaría con semejante aparato publicitario”. En otras palabras, el uribismo aprovechó para influir directamente sobre el resultado, convirtiendo así el resultado en un evidente triunfo político. Diríase entonces que el que ganó fue el Gran Elector Colombiano.

Lo paradójico del asunto es que, si se hiciera una elección antónima, algo así como La Gran Vergüenza Nacional, Álvaro Uribe sería también uno de los candidatos a llevarse el título. El mismo Guillermo Aníbal Gärtner que cité arriba está promoviendo la revocatoria de la elección, y ya lleva casi 24.000 votos. Si bien es cierto que esto no actuará como mecanismo de presión (el vicepresidente de History le manifestó a Noticias Uno que por ningún motivo revocará la elección), servirá al menos para sentar un precedente ético en contra.

Es por ello que desde esta tribuna me atrevo a lanzar la idea, a ver si algún medio la acoge, consistente en hacer una encuesta ahora orientada a preguntarles a los colombianos quién podría ser La Gran Vergüenza Nacional. Es casi de Perogrullo vaticinar que el ganador sería el personaje más siniestro que ha habido en la historia de Colombia, Pablo Escobar Gaviria.

Ahora bien, no deja de ser llamativo advertir la cercanía que se dice hubo entre este y “El Gran Colombiano” (basta recordar a quién perteneció el helicóptero que el 14 de junio de 1983 descendió en la hacienda Guacharacas), sumado al hecho de que a un primo hermano de Escobar, José Obdulio Gaviria, se le atribuye el papel de ‘cerebro gris’ del gobierno Uribe.

No se trata en últimas de actuar con ánimo revanchista, sino de dejar en claro que la elección de Álvaro Uribe Vélez como El Gran Colombiano sí es una gran vergüenza para Colombia.

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