martes, 18 de febrero de 2014

El Polo del padre Chucho




En días recientes el candidato a la Cámara por el Partido Conservador, Ricardo Quintín, se ganó un airado rechazo en las redes sociales por cuenta de un afiche que sacó al día siguiente de la muerte de Fernando González Pacheco, con el claro propósito de promover su aspiración electoral. Fue comprensible la reacción que provocó tan ramplona muestra de oportunismo, pero no es la única vez que se presenta, y lo sorprendente es que en casos similares el asunto no ha tenido mayor trascendencia.

Entre esos está algo que llegó a los medios de comunicación como boletín enviado por la oficina de prensa de la también candidata a la Cámara, Deisy Katherin Silva, hija del concejal Venus Albeiro Silva y aspirante a nombre del Polo Democrático Alternativo (PDA), un partido al que supuestamente ubicábamos en la izquierda del espectro político, pero en lo que al parecer estábamos equivocados, si nos atenemos a la información recibida.

Para quienes no lo saben, Venus Albeiro Silva es un concejal reconocido como el cacique electoral de Bosa -una de las zonas más deprimidas de Bogotá-, quien se ha enriquecido contratando con el Distrito a través de fundaciones ligadas a su entorno familiar, y tiene un predio con valor catastral de 862 millones de pesos que fue desembargado con documentos falsos, pero que la Secretaría de Educación le tomó en arriendo por 34 millones de pesos mensuales.

En el boletín aludido se dice que “El padre Chucho apoya candidatura de Katherin Silva”. Hasta ahí todo bien, pues Jesús Hernán Orjuela –que es su nombre real, no el artístico- está en su derecho de apoyarla. Pero entre las fotos enviadas se destaca una donde arriba se lee “La izquierda con el padre Chucho”, en la que aparecen la precoz candidata y su patrocinador delante de un cuadro inmenso con la imagen del papa Juan Pablo II. Y la pregunta de rigor aflora: ¿cuál es la izquierda que está con el padre Chucho, la del PDA o la izquierda que dice encarnar Deisy Katherin?

En la misma escala de Quintín con Pacheco, para el caso de Silva y el padre Chucho el aprovechamiento de su imagen también es oportunista e indebido, y más sabiendo que al cura Orjuela en ningún momento de su agitada fama se le ha visto asumir posiciones de izquierda, sino todo lo contrario: se enfrentó a la Defensoría del Espacio Público por unas misas ruidosas en un parque, y le mandó decir al alcalde Gustavo Petro que él solo le obedece a Dios.

La única diferencia –en cuanto a utilización política- entre Pacheco y el padre Chucho radica en que al primero lo querían aprovechar por muerto, mientras al segundo lo quieren aprovechar por ‘vivo’.  Sólo que entre Katherin y el clérigo la utilización es biunívoca, pues este último ya anunció su intención de remplazar a Petro y que “si el Obispo me dijera Chucho ayudemos a esta ciudad, pero sigue siendo cura, yo lo hago. Me voy de alcalde”.

Ahora bien: si el Polo Democrático aboga por un Estado laico y ajeno a interferencias del poder eclesiástico, ¿qué hace dándole el aval a una candidata que afirma que “se trata de una bendición para llegar a la Cámara de Representantes”? ¿Así que no fue por haber hecho méritos políticos y ciudadanos, sino porque recibió una bendición divina, al mejor estilo María Luisa Piraquive? Es aquí donde dirigentes de izquierda como Clara López o Jorge Enrique Robledo deberían pronunciarse en torno a si cohonestan con este aprovechamiento impúdico de una imagen mitad religiosa y mitad farandulera, y política sólo en términos de conveniencia.

El llamado es también para la Iglesia Católica, pues conviene recordar que recién nombrado, el cardenal Rubén Salazar le dijo a Semana.com que “a Dios gracias no tenemos ya el poder político, a Dios gracias no tenemos el poder económico, a Dios Gracias no tenemos ese tipo de poder. Nuestro poder está en el poder de la verdad”.

Si del poder de la verdad se ha de hablar, falta ver entonces si el Polo tomará cartas en el asunto o si tratará de pasar agachado, teniendo en cuenta lo necesitado que está de votos para pasar el umbral, así sean votos de devotos al padre Chucho. Y está por verse además si la curia le permite a un sacerdote henchido de vanidad y egolatría ser candidato a remplazar a Petro, y si en tal caso su candidatura sería a nombre del… ¿Polo Democrático?

De todos modos, sea que las directivas de ese partido se pronuncien o no frente a esta evidente muestra de oportunismo religioso-electoral, o que al astuto padre Chucho le den permiso para convertir su púlpito en tribuna política, o que el abusador (en lo político) Venus Albeiro logre ‘coronar’ la meta impuesta a su hija, debería darles vergüenza.

Vergüenza ver a una joven utilizada por su avaricioso padre, mientras ambos utilizan a un cura famoso para atraer votos, quien a su vez utiliza a padre e hija para airear su nombre a la alcaldía.

Vergüenza porque, si el agua ya estaba sucia, ha llegado esta gentuza a ensuciarla aún más.

DE REMATE: Un caso de utilización política unívoca es el que se presenta entre ‘Pachito’ Santos y Álvaro Uribe, quien por haberlo nombrado su vicepresidente ahora le toca tragarse todos los días semejante sapo. Uribe no hace sino demostrarle de todas las formas posibles que no está dispuesto a tropezar dos veces con la misma piedra, pero este ni se da por enterado.

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