martes, 10 de junio de 2014

Historia de tres tristes tigres inseguros




Si hay dos personas en Colombia que tienen toda la información requerida para hundir a Álvaro Uribe, son María del Pilar Hurtado y Luis Carlos Restrepo. Tal vez más la segunda que el primero, pues era la que en asuntos de seguridad le reportaba y de quien recibía órdenes directamente, así que Uribe tenía que confiar plenamente en ella y, por tanto, le debe conocer grandes secretos.

Ello explicaría por qué con celeridad “por cuenta del expresidente Álvaro Uribe viajó a Panamá un grupo de abogados para defender a la exdirectora del DAS, María del Pilar Hurtado, y evitar su repatriación a Colombia dentro del sonado proceso por las chuzadas telefónicas y seguimientos ilegales a magistrados, políticos y periodistas”. Y explicaría además por qué el candidato Óscar Iván Zuluaga pide garantías para la exdirectora del DAS (cumpliendo órdenes de su jefe, sin duda), pero no explica por qué este nunca pidió garantías para las víctimas del espionaje que ella mismo habría coordinado, en cumplimiento de órdenes del mismo jefe.

La diferencia entre la Hurtado y Luis Carlos Restrepo es que ella perdió su asilo territorial y muy seguramente se reactivará la circular roja de Interpol que logre traerla de vuelta, mientras que Restrepo puede regresar cuando quiera, porque la juez Carmen Johanna Rodríguez –de quien luego se supo le hacía los ‘cruces’ al coronel Robinson González del Río- le levantó la orden de detención al ex Comisionado de Paz con argumentos traídos de los cabellos.

Sea como fuere, lo que ambos saben –Hurtado y Restrepo- es precisamente lo que les empuja a tratar de evitar su retorno, en un triángulo de suspenso con un elemento en común: inseguridad.

Inseguridad jurídica para Álvaro Uribe, en caso de que la coneja Hurtado luego de su obligado regreso decidiera ‘cantar’ para conseguir una reducción de penas por las fundadas acusaciones que recaen sobre ella. (Que es lo mismo que hoy hace el coronel González, incriminado hasta las parótidas: contar lo que sabe, porque no tiene otra salida legal). E inseguridad jurídica –pero sobre todo física- tanto para María del Pilar Hurtado y Luis Carlos Restrepo como para sus familias, si tuvieran que regresar de su forzoso exilio. Eso es precisamente lo que ha alegado Salvatore Mancuso para no abrir la boca sobre lo que dice que sabe de Uribe: que sus familiares están desprotegidos y quedarían expuestos a retaliaciones.

Y dirán que esto ya es hilar muy delgado, pero ahí también podría residir el motivo por el cual Luis Carlos Restrepo prefiere seguir escondido, y de paso explicaría por qué ni el mismísimo expresidente Uribe conoce su paradero....


DE REMATE: No sé si estoy magnificando a Jorge Enrique Robledo, pero he llegado a pensar que en sus manos podría estar hoy el futuro del proceso de paz, suponiendo que tuviera el gesto generoso y responsable de recapacitar y, siguiendo el ejemplo de Clara López (aunque por supuesto haciendo claridad en que no le gusta para nada Juan Manuel Santos), anunciara su voto por él en aras de consolidar la reconciliación entre los colombianos. Esto tendría un efecto psicológico muy positivo hacia el día de la elección. 

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