martes, 30 de agosto de 2016

¿Por qué Facebook permite la extorsión sexual?


En el curso de los últimos meses la extorsión por vía sexual ha adquirido en Internet una incidencia de niveles alarmantes. Muchos de los contactos personales para la comisión de esos delitos se hacen en Facebook, es muy fácil identificar a las jóvenes que actúan como señuelos para hacer caer en la trampa a víctimas de todas las edades, peroFacebook no hace nada para impedirlo.

Cientos de miles de internautas al año son víctimas de la extorsión sexual en línea, también conocida como Sextorsión. Una investigación periodística de la BBC reporta que los extorsionistas son grupos organizados en países como Filipinas, Marruecos o Costa de Marfil, cuyas leyes en el ámbito informático son muy laxas o inexistentes, de modo que pueden operar sin el temor a ser rastreados o judicializados. Y muestra el caso de un adolescente de Escocia, que se suicidó después de creer que estaba interactuando con una joven de su edad en una conversación por Skype.

La trampa se abre cuando la víctima acepta la invitación de amistad de una bella chica. Tras ganarse la confianza de la víctima y acceder a su lista de contactos, la relación avanza hasta el momento en que se comunican por video. Aparece la figura de una mujer que convence a su interlocutor de desnudarse, y a continuación utilizan esas imágenes para exigirle sumas de dinero que oscilan entre 1.000 y 5.000 dólares a cambio de no hacerlas públicas. “Haré de tu vida un infierno” y “Verás que voy a destruir tu vida”, son las frases que aparecen en su chat cuando la víctima ha caído.

Guardadas las proporciones con la BBC, hace año y medio escribí ‘Retrato hablado de una extorsionista impúdica’, donde hablé de un caso al que le hice seguimiento desde el momento en que una tal Mariana Salvador me envió solicitud de amistad, pasando por las charlas que sostuvimos en francés hasta la tarde en que se desnudó durante una sesión de Skype y me pedía de manera insistente que hiciera lo mismo. En aquella ocasión conté cómo “procedí no solo a bloquearla sino a reportar el chat como abuso, y no contento con esto envié un mensaje a Facebook advirtiendo sobre lo que acababa de ocurrir con la bella extorsionista”. (Ver columna).

Son tres las cosas que hoy recuerdo de esa columna: una, que fue ampliamente comentada en La Luciérnaga de Caracol, donde advirtieron a jóvenes y adultos sobre el peligro que representa esa clase de amistades ocasionales; dos, que nunca recibí respuesta de Facebook por la denuncia que formulé; y tres, que ocho días después se me ocurrió desbloquear a la extorsionista a ver qué había pasado, y para mi sorpresa ahí seguía ‘operando’, como si nada. (Ver muro).

Paradójicamente, un año después de aquel suceso fui yo quien sufrió en carne propia la censura por parte de Facebook, en forma de bloqueo a mi cuenta durante 24 horas, a raíz de una foto que publiqué tomada del happening organizado por Spencer Tunick en la plaza de Bolívar de Bogotá, cuando más de 6.000 bogotanos posaron desnudos para su cámara. La imagen en discusión mostraba “una anciana viringa subida sobre una tabla de madera, como Dios la trajo al mundo, levantando erguido el puño de su mano derecha, en valiente actitud que la enaltece”. Así escribí en columna titulada ‘Lo artístico, lo vulgar y lo catártico de un pubis censurado’ (Ver columna con foto).

Todos los días recibimos solicitudes de amistad en Facebook, y a cualquiera le bastan dos dedos de frente para identificar a las mujeres que se ajustan al perfil de potenciales extorsionistas. Eso asombra hasta el escándalo, en parte por la permisividad con que se mueven en las redes sociales y en parte al constatar el número cada vez mayor de esa clase de jovencitas dedicadas a pescar ingenuos en el río revuelto de la Internet.

Para demostrar la proximidad del peligro ante la facilidad con que se desnudan (sobre todo para los jóvenes, pues un adulto de inmediato entra en sospecha), decidí hacer un nuevo seguimiento. La solicitud de amistad llegaba de una mujer cuya singular belleza y sello de clase llamaron mi atención, pues tenía el porte, la vestimenta y las relaciones de una princesa europea. Motivado además por la curiosidad periodística de saber si la persona que habría de desnudarse sería la misma que se mostraba en su muro, decidí aceptar el ofrecimiento de alias ‘Daniella Alvarado’. (Ver muro).

No habían pasado ni 30 minutos cuando se comunicó por Messenger para decir que “Soy origen Chilena, pero vivo ahora en Francia, más precisamente en Paris, espero que esto no te molesta”. Le seguí la cuerda y ella se ciñó al mismo libreto de Mariana Salvador, aunque con una llamativa diferencia: Daniella apareció de una vez desnuda, y tuve la impresión de estar frente a un video que ponían a rodar mientras alguien escribía cosas en un español afrancesado, sin ninguna conexión con la imagen que rodaba. Lo llamativo estuvo en observar que la del avatar parece ser la misma ‘princesa europea’ cuya impúdica belleza exhibía sin el menor reparo, y tendría que acudir a la opinión del lector para saber si estoy o no equivocado: (Ver foto tomada del video). 

Sea como fuere, lo sorprendente es la facilidad de circulación que tienen estas organizaciones criminales por las redes sociales, pese a que es sencillo identificar –con o sin algoritmos- el perfil de las mujeres que actúan como señuelos para atrapar incautos ávidos de nuevas emociones, en torno a lo cual ya debe haber muchas vidas destruidas que, por obvias razones, no saltan a la luz pública.

No sé si la alerta pública que hoy formulo desde la tribuna de opinión de un medio colombiano llamado El Espectador llegará hasta el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, pero esperaría que así ocurriera. Ya es tiempo de frenar la ola criminal a la que la actitud omisiva de esa red social, consistente en mirar hacia otro lado, le brinda carta blanca en sus operaciones, a pesar de lo sencillo que desde lo tecnológico sería crear algo así como un Bloque de Búsqueda que permita identificar, bloquear y neutralizar a las ‘carnadas’ de esas mafias de lo virtual.

Si la más importante red de comunicación interpersonal que hoy existe en Internet –y en el planeta entero- quisiera de verdad contribuir a erradicar el crimen que se anida en sus aposentos virtuales, solo sería cuestión de voluntad. Es muy fácil, tan fácil como evidenciar la extorsión sexual que se cuela entre sus piernas.

DE REMATE: Lo atractivo –y peligroso- de la coyuntura que hoy vive Colombia, es que con la paz por primera vez se están viendo seriamente perjudicados los intereses de la muy poderosa Mano Negra. Por eso mismo no se sabe qué puede pasar, pues esa gente acostumbra tener siempre un puñal bajo la manga.

martes, 23 de agosto de 2016

La religión como arma política


El diccionario define placebo como la “sustancia que carece de acción curativa pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma convencido de que es un medicamento eficaz”. El mismo mecanismo ‘curativo’ opera con la religión: el creyente asume su fe con la certeza de poseer la verdad absoluta. Esto le proporciona un alivio psicológico, pues lo aleja del infierno de la duda y le brinda la confianza de estar adorando al único Dios verdadero, mientras sus oraciones lo atan a la esperanza de encontrar remedio a sus congojas.

Desde el mundo de la razón es muy fácil apreciar que las oraciones no sirven para nada, pues el mundo está cada vez peor y la humanidad avanza a pasos agigantados hacia la destrucción del planeta. De todos modos, no le aconsejamos que le diga a un creyente que rezar es por completo inútil, pues se va a sentir ofendido y usted se puede ganar un puño.

Vamos a centrar la discusión es en diferenciar a los pastores de sus rebaños, con el propósito de demostrar que a unos y otros los animan intereses diferentes. En palabras del científico Rodolfo Llinás, “Dios tiene dos razones de ser: a los inteligentes les sirve para gobernar a los demás y a los menos inteligentes para pedirle favores”.

El origen de la política está en la religión, y sirve de ejemplo el patriarca Moisés llegando a su aldea a contar que mientras apacentaba unas ovejas el Señor le habló desde una zarza en llamas y le dijo: “he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto y he escuchado su clamor, pues estoy consciente de sus sufrimientos. Así que he descendido para librarlos de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una que mana leche y miel” (Éxodo 3:3-17).

Si nos ponemos de capciosos, se hace evidente que ese mismo pueblo sigue esperando esa tierra prometida, pero el asunto que hoy nos ocupa es otro: Moisés se convierte en el representante de Dios sobre su gente y arropado en su condición de líder descubre que es algo bueno, porque le da poder sobre los hombres y las mujeres de su aldea, ligado a una inmensa responsabilidad, por supuesto. Así nace la política, directamente emparentada con la religión: la personificación de Jehová en una llama ayuda a los judíos a paliar una necesidad de supervivencia, la de librarse de la opresión a la que los tenía sometidos el faraón.

De ahí en adelante la historia de la humanidad muestra unos pueblos comandados por dirigentes religiosos, llámense judíos, católicos, protestantes o musulmanes. La separación de las Iglesias y el Estado solo se viene a dar en la era moderna, pero en un escenario donde la religión sigue ejerciendo gran poder, tanto sobre la conducción de las naciones como en el imaginario colectivo de las gentes.

Aquí la palabra rebaño –tan propia del catolicismo- cobra un significado clave para una mejor comprensión de la política, pues en ambos casos se necesitan masas adocenadas –o adoctrinadas- que se dejen conducir como ovejas, tanto hacia un estado ilusorio de bienestar espiritual como al matadero de una guerra.

Fueron precisamente rebaños uniformados por el mismo pensamiento religioso los que bajo el falso ropaje de defender a la familia movilizó la diputada Ángela Hernández, perteneciente a la Iglesia Cristiana Cuadrangular, de corte evangélico. Ella encendió la chispa de una vendetta nacional contra la población LGBTI, a la que se sumaron hasta los más altos prelados de la Iglesia Católica, si bien estos reconocieron luego, contritos, que habían sido utilizados por fuerzas políticas partidarias del NO en el plebiscito, y eso les pareció “deshonesto” (Ver arrepentimiento). Pero ya era tarde, porque después del ojo afuera no hay Santa Lucía que valga.

Otra que no quiso faltar a tan rentable convite político-religioso fue la senadora Viviane Morales, dirigente de la iglesia Casa sobre la Roca. Su caso es el paradigma de las contradicciones, pues ella debe ser consciente de que dentro del Partido Liberal está en el lugar equivocado, sumado a que tiene una hija lesbiana cuyo derecho a un trato igualitario se niega a reconocerle. O sea que en su propio núcleo familiar germina la antítesis de su discurso contra el matrimonio gay, y la deja en uno de dos planos posibles: una fe religiosa ligada a la ceguera, o un cálculo cínico sobre el caudal de votos que una postura de tan alto ‘rating’ le aporta.

Me inclino a pensar lo segundo, y esta consideración se extiende a otros políticos que acuden a sentimientos religiosos para cautivar ingenuos, como el entonces presidente Álvaro Uribe que en acción de gracias por la Operación Jaque puso a su gabinete ministerial a rezar el rosario, o como el actual procurador Alejandro Ordóñez que tituló su tesis de grado ‘Presupuestos Fundamentales del Estado Católico’ y la dedicó “A nuestra señora la Virgen María, suplicándole la restauración del orden cristiano y el aplastamiento del comunismo ateo”. En ambos casos se asume al Estado como confesional desde lo católico, y eso es contrario a la Constitución, laica en su esencia.

Mi apreciación –muy personal- es que cuando un político alaba al Creador o lo menciona, quiere que la gente piense: “está con Dios, es alguien bueno”. Actúa como el que agita un racimo de bananos ante un grupo de micos, para conquistar su simpatía. En contraposición, admiro al político que nunca recurre al facilismo de invocar a Dios para ganar adeptos. Es más, hacia el ejercicio de una política verdaderamente laica y sana, a todo político que recurra a expresiones de religiosidad debería imponérsele una multa, por invadir linderos que no le corresponden al Estado ciudadano.

Fue precisamente valiéndose de propaganda sucia atada a un sentimiento religioso (el de “la familia original”) que el uribismo logró movilizar a manadas de ingenuos creyentes haciéndoles creer –valga la redundancia- que en el gobierno de Juan Manuel Santos había una ministra gay que estaba repartiendo una cartilla para que nuestros niños se volvieran homosexuales como ella.

¿Y todo esto lo hacen con qué propósito? Con el de llevar a la presidencia a quien desde ya perfilan como el restaurador de la moral y las buenas costumbres, Alejandro Ordóñez Maldonado. Dios  nos coja confesados...

DE REMATE: Nada más parecido a un golpe de Estado que un eventual triunfo del NO en el plebiscito: al día siguiente el país amanecería descuadernado y el Presidente de la República convertido en un mueble viejo.

martes, 16 de agosto de 2016

Hablemos de abusadores


En el espinoso asunto de la identidad sexual siempre he creído que un gay no se hace por influencia del medio ambiente o por pertenecer a una familia disfuncional. La persona homosexual nace así, llega un momento de su vida en que descubre que le atraen los (o las) de su mismo sexo. No es que prefiera o se decida por esa opción, es que así nació, del mismo modo que a un blanco no le puede dar por ser negro ni a un bajito por ser alto.

El tema lo he conocido de cerca no porque yo sea gay, sino porque durante mi adolescencia estuve varios años recluido como interno en un seminario y nunca fui ‘contagiado’, pese a que había muchos ‘maricas’, incluidos algunas curas, por supuesto. Pero siempre he tenido claro mi gusto -y enhiesta admiración- por las mujeres.

Ese contacto cercano con personas de condición homosexual me enseñó a respetarlos y a entender por qué muchos de ellos preferían estudiar en un seminario o hacerse sacerdotes, no necesariamente por vocación religiosa sino porque era el ambiente propicio en parte para camuflar su tendencia, y en parte para relacionarse con sus pares. En mi caso tuvo que ver con una decisión familiar inapelable, y no es pertinente ahondar al respecto.

Pero hay algo que sí demanda la atención de las mismas comunidades religiosas que el pasado miércoles 10 de agosto movilizaron a miles de personas en todo el país contra una ministra gay, y se relaciona con la proliferación de abusadores y pedófilos en las propias filas de la Iglesia Católica.

En el seminario menor San Pedro Claver de Barrancabermeja donde estudié tres años con salida a la casa solamente los domingos, fueron muchas las cosas que mis escandalizados ojos vieron, y que espero contar un día en la novela de mi vida. Hoy he de referirme a un suceso en particular, una tarde en la rectoría de ese claustro.

El cura rector me citó en su despacho para decirme con cara de fingida preocupación que había notado que yo me tocaba “ahí”, señalando la pretina del pantalón. Me extrañó la pregunta, pues en un medio donde abundaba la gente costeña (Barranca es más caribe que santandereana) y a esa edad, tocarse ahí se entendía como signo de masculinidad. Para salir del atolladero le dije que debía ser que los calzoncillos me apretaban, pero lo que hizo fue dejar el costado del escritorio donde se hallaba y acercarse a mí.

Yo estaba de pie y él, vestido de autoritaria sotana blanca, se agachó y me dijo que cuando comprara ropa interior procurase que no me quedara apretada “aquí”, y diciendo esto dejó caer su mano derecha sobre el lugar del pantalón que ocupaba mi entrepierna. “Es importante que en este punto te queden flojos”, dijo, y mi respuesta a sus ojos cargados de lascivia fue que salí atropelladamente de la rectoría tras prometerle que la próxima vez iba a comprar calzoncillos más holgados.

El cumplimiento de mi promesa consistió en contarle a alguien de mi familia lo ocurrido, y como consecuencia cambiaron al rector, y unos años después viviendo ya en Bogotá supe por El Tiempo que a un cura con el mismo nombre y apellido –Carlos Lara, de los Lara de Cali- quisieron lincharlo en una parroquia de Ciudad Kennedy por haber intentado abusar de un menor.

La estancia en ese seminario me sirvió para constatar que entre los curas hay mucho gay, y que algunos de ellos son abusadores, y es gente de la que los padres católicos (papás, quiero decir) deben proteger a sus hijos. Pero sirvió también para comprender que homosexual no es sinónimo de violador o pervertido, pues compartí aula o construí amistades con compañeros escolares gais en condiciones de respeto y mutua valoración, hombres y mujeres. Incluso tengo dos amigas que son pareja, y se aman con un amor tan tierno que envidiaría cualquier heterosexual, y ellas dicen que supieron que iban a ser la una para la otra desde que se conocieron, siendo muy niñas.

La más extravagante paradoja en torno a la marcha contra la ministra Gina Parody reside en que fue impulsada desde los púlpitos de una Iglesia Católica entre cuyos miembros hay abusadores en cantidades alarmantes (remember Spotlight), motivo por el cual deberían declararse moralmente impedidos –y avergonzados- para emitir cualquier opinión u orientación al respecto. Además, ¿en defensa de cuáles valores de la familia tradicional pueden hablar si a ellos por norma de celibato, que a su vez fomenta la pederastia, les está prohibido constituir una familia?

Es conveniente por tanto que la Iglesia ponga a remojar sus barbas en el tema de la homosexualidad, pero sobre todo es imperativo que evalúe con espíritu autocrítico el modo en que fue utilizada por un proyecto político contra la paz y la reconciliación de los colombianos, hábilmente orquestado y manipulado por fuerzas oscuras. El país se tiñó de intolerancia, imperó el matoneo de todas las formas posibles contra la ministra y contra la población gay: “prefiero un hijo muerto que marica” (ver letrero). Mi interpretación –muy personal- es que la extrema derecha con Alejandro Ordóñez a la cabeza le bajó los calzones a la Iglesia y, sin vaselina, abusó de su nobleza.

Manipularon las emociones básicas de sus ‘rebaños’, los sacaron enardecidos a las calles, aplicaron la consigna del ministro de la Propaganda nazi, Joseph Goebbels: “individualizar al adversario en un único enemigo” (la ministra gay), sembrar el miedo (al contagio en este caso) y recoger como cosecha una buena cantidad de votos ‘cristianos’ contra el plebiscito del gobierno que nos quiere volver maricas a los niños…

A esa misma Iglesia que se dejó usar para tan perverso propósito político, le corresponde ahora reivindicarse con el mandamiento del amor al prójimo, en pro de la reconciliación nacional. Ello se traduce entonces en que utilice esos mismos púlpitos para evitar que se siga confundiendo a la población con mensajes de odio, en últimas dirigidos a desestabilizar el gobierno de Juan Manuel Santos y regresar la guerrilla al monte, el único lugar donde la quieren ver. (Vea aquí declaraciones del cardenal Rubén Salazar, arrepentido de su apoyo a la marcha).

MORALEJA Y CONCLUSIÓN: Si la Iglesia Católica y demás congregaciones practicantes de la caridad cristiana quieren de verdad contribuir a que haya paz, podrían comenzar por quitarle la tilde a la palabra AMÉN.

martes, 9 de agosto de 2016

Homofobia y guerra sucia unieron fuerzas




“¿Qué paz puede haber con un gobierno que quiere volver maricones a nuestros hijos?". Así, a calzón quitado, le escuché expresarse a un taxista en Bucaramanga a raíz de las declaraciones de la diputada homofóbica Ángela Hernández contra el ministerio de Educación. Preocupante que esos niveles de pensamiento se estén dando, y que a la par se conozca el 7 de agosto –justo en la celebración de la Independencia- una encuesta de Ipsos donde muestra que si el plebiscito por la paz fuera hoy, la mitad del país votaría NO. Es para poner los pelos de punta.

Ese mismo día, la alarma se transformó en indignación ante dos hechos aberrantes: por un lado el video donde los padres de una niña la ponen a decir una serie de barrabasadas en forma de “mensaje” a la ministra Gina Parody (ver video); y por otro  un trino que apareció como recibido en la cuenta de Twitter de Hassan Nassar, donde se lee: “Este es el manual de convivencia que se está repartiendo en las escuelas de Cartagena y Bolívar”. Y aparecen cuatro imágenes, tres de erotismo homosexual y una cuarta de la ministra Gina Parody, con este texto: “Esta loca cree que por ser lesbiana tiene derecho a exigir que envíe mis hijas a una institución donde puedan pervertir su moral contrariando la creación divina de un hombre y una mujer”.  (Ver trino).

Como se supo, la tal cartilla nunca existió, y solo se trataba de dibujos tomados del comic de un ilustrador belga (ver noticia). O sea que estábamos frente a una pieza más de la ya habitual guerra sucia del uribismo, con un propósito claro: hacerle daño al gobierno de Juan Manuel Santos, buscando más adeptos para el NO en el plebiscito.

En columna anterior hablé de una poderosa campaña de propaganda negra desplegada en Internet por fuerzas oscuras, que incluyó a Juanes portando una camiseta con un falso letrero que invitaba a votar por el NO. Esa misma clase de mensajes comenzó a hacerse presente hasta en los billetes de $2.000, pero no es lo más sorprendente, sino el sofisticado nivel de cooperación y coordinación que están mostrando los hacedores de tan ‘creativas’ obras, unos en medios de comunicación trabajando a descampado y otros en encubierto por los submundos de la red, pero todos aportando su granito de arena al objetivo común de sembrar malestar en torno a la figura de Juan Manuel Santos, a quien muestran como un ser despreciable, o sea merecedor del odio de la población.

En medio de este ambiente enrarecido, la estrategia de la guerra sucia Uribista contra la paz se centra en hacer creer a la gente que votar por el NO es contra el presidente, y se resume en esta encuesta que también circula profusamente por Whatsapp: "¿Usted confía en Juan Manuel Santos? ¿Usted confía en las Farc? Si contesta No, entonces vote por el No."

Pero quiero referirme a lo que han dado en llamar “ideología de género”, pues lo han convertido en caballito de batalla en su cruzada contra la paz, y en tal sentido es llamativo observar que varias páginas propagadoras de esos memes de contenido homofóbico se identifican como ‘Resistencia Civil’ y su avatar promueve el NO en el plebiscito.

A esta campaña se ha vinculado activamente la diputada santandereana Ángela Hernández, quien milita en el partido del presidente Santos –La U- y con él obtuvo su curul, pero incurre en doble militancia al abrazar las tesis tanto de la oposición Uribista como del procurador conservador Alejandro Ordóñez. Ella ha sido cooptada por el uribismo, como se vio en reciente visita a Bucaramanga del senador Álvaro Uribe, quien le expresó su apoyo y agregó que “hemos respetado a las minorías, pero una cosa es la tolerancia y el respeto y otra cosa es la anarquía que acaba con los valores de la familia”. (Ver noticia).

La irresponsable acogida a la alharaca homofóbica de la diputada no solo llegó de importantes medios nacionales, sino también de reconocidos colegas santandereanos que hoy sirven de idiotas útiles a tan nefasta causa, entre esos uno que tituló “Ángela Hernández promueve marcha contra las normas homosexuales en los colegios” –como si existieran tales normas- y a renglón seguido afirmó que “el próximo miércoles 10 de agosto Bucaramanga se convertirá en la sede nacional de una protesta sin antecedentes en el país contra una norma del Ministerio de Educación que obliga a los colegios a permitir los perfiles de la comunidad LGTBI que facilita los comportamientos homosexuales en las instalaciones sin ningún tipo de restricción”. (Ver noticia).

Y si por Santander llueve por la Costa no escampa, pues el montaje contra la ministra Parody partió de Costanoticias.com, que publicó esas imágenes con el título “Indignación por cartillas de género con morbosidad en los colegios”, y se sostiene en que “la cartilla según las fuentes que suministraron las fotografías fue mandada a recoger”, y “es el modelo recomendado que se desprendería del Manual contratado por el Ministerio de Educación”. Eso es propaganda sucia descarada y cínica, sustentada en mentiras de imposible comprobación y propalada por un medio donde entre otras noticias de claro corte fascista, trae esta sobre Claudia López y Gina Parody: “Mujeres rechazan abuso de machorras marimachos”. (Ver noticia).

Volviendo a la diputada santandereana, ella ha tomado como bandera de combate “la defensa de la familia” contra la “colonización homosexual”, frente a la cual propone “que se creen colegios para la comunidad LGBT”. Esto evoca los tiempos en que se crearon campos de concentración exclusivos para los judíos, pero recuerda sobre todo una consigna atribuida al genio de la propaganda nazi, Joseph Goebbels: “una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en verdad”. La diferencia con los días de Hitler es que hoy son mil mentiras repetidas un millón de veces por todos los recovecos de Internet, y el resultado es que así no se conviertan en verdades, generan malestar o al menos confusión frente a la persona o el funcionario objeto de esos ataques.

Es hora entonces de que el gobierno de Juan Manuel Santos comprenda la gravedad de la situación y aplique severas medidas de choque, si no quiere que la lluvia de ‘mierda virtual’ que el uribismo reparte a diestra y siniestra termine ganando la partida, y quedemos todos untados, y el único camino que le quede al país sea el de regresar a los horrores de la guerra…

DE REMATE: Yo también estoy de acuerdo en que no se les enseñen ideologías dañinas a nuestros niños. ¡No más clases de religión!

martes, 2 de agosto de 2016

El impúdico destape de Álvaro Uribe Vélez


Ante el avance arrollador de un sentimiento mayoritario, firme y sostenido a favor de la paz, las fuerzas oscuras que siempre han ganado la partida a favor de la guerra y solo hasta hoy ven seriamente amenazados sus intereses, han comenzado a mostrar sus cartas de manera abierta y desafiante. Incluso, recurriendo a símbolos ligados al fascismo.

Un día antes del 20 de Julio el senador Álvaro Uribe convocó a marchar con banderas negras “en señal de luto”, porque “aprobar el Gobierno de Santos es la cuota inicial de futuro gobierno FARC”. Al margen de lo delirante que resulta avizorar la inminencia de un gobierno presidido por esa guerrilla, lo llamativo está en que a excepción de un escuálido grupo de camioneros que marchó con banderas negras por la avenida Boyacá, nadie más le cogió la cuerda a tan extravagante propuesta. Por el contrario, más de un uribista sensato –un Iván Duque, por ejemplo- debió pensar ‘trágame tierra’ ante la aparente metida de patas de su jefe, a quien le dio por emparentarse con las camisas negras de Benito Mussolini, el mismo que terminó su carrera política colgado de los pies en una plaza de Roma.

Pero falta ver si en efecto fue una metida de patas, o más bien el resultado de una estrategia fríamente calculada. Me inclino por lo segundo, pues con ese mensaje tremendista Uribe no pretendía llegar a los sectores más cultos de la población (los que se asombraron con su osadía, mejor dicho) sino a las masas ignorantes que lo vieron tan adolorido por la situación, pero tan adolorido, que convocó al duelo nacional izando banderas negras…

Como ahora la consigna es pintar todo de negrura, coincidente con ese llamado se desató por Internet una campaña de Propaganda Negra en forma de memes orientados a sembrar culpa entre los que están pensando votar por el SÍ, con mensajes como este: “Su voto será SÍ por las Farc, NO por Colombia” (Ver meme). Había otro que decía “La forma más efectiva de deshacernos de Santos es votando NO al plebiscito”, pero el que se llevó las palmas de la infamia fue un fotomontaje sobre una camiseta blanca de Juanes donde se lee “Yo quiero la paz. ¿Y tú? Vota NO”.

Al propio Juanes le tocó salir furioso a denunciar que se trataba de “un montaje descarado”, pero el daño ya estaba hecho, porque una masa inculta y adoctrinada es la que recibe la imagen de su ídolo invitando a votar por el NO, y una muy inferior en número es la que se entera del enfático desmentido que hizo el cantante.

Dicen que por el desayuno se va sabiendo cómo será el almuerzo, y esa lluvia de propaganda negra fue una muestra tanto de la preocupación que embarga a los enemigos de la paz, como de lo que están dispuestos a hacer para impedir que esta se consolide. En tal sentido, ya el propio Uribe Vélez advirtió sobre lo que se viene: “Le dan impunidad a un grupo, aparece otro. Así Colombia no saldrá de la violencia, y nos ayuda a crear conciencia sobre el efecto destructor de la corrupción”.

Esas palabras, lo dije en columna anterior, son el aviso del terremoto que se avecina: la caverna política de este país se irá radicalizando a medida que las circunstancias lo exijan y apelará a todas las formas de lucha –como en efecto lo viene haciendo- para impedir que se le acaben los jugosos réditos políticos y económicos que siempre ha obtenido por cuenta del conflicto armado.

Ahí radica su preocupación principal: en que si desaparecen las FARC, la paz los aniquila. Si su razón de ser siempre estuvo ligada a la existencia del enemigo, ¿a qué se dedicarán entonces? ¿A tejer en croché o a acompañar a Alejandro Ordóñez en sus misas lefebvrianas? Pero la pregunta del millón es otra: ¿cuáles son las nuevas formas de violencia que Uribe ve tiñendo de negro el horizonte? Pues el terrorismo de derecha que ahora pretende justificar, encarnado en los grupos paramilitares que sus ‘tutores’ no quisieron desmovilizar, porque en cualquier momento podían requerir nuevamente de sus servicios. Ellos son el tercer actor del conflicto, pero no los que cargan las armas, sino los que mueven sus hilos desde la penumbra: la mano negra.

En este contexto es más que llamativo el paro armado que a finales de marzo de este año inmovilizó a 36 municipios de cinco departamentos (Córdoba, Sucre, Bolívar, Antioquia y Chocó), el cual se suspendió el día anterior a la celebración de la marcha uribista nacional del 2 de abril para que la gente pudiera asistir, y a la que invitaron con panfletos intimidatorios tanto las Águilas Negras como el clan Úsuga, conocido como Los Urabeños. Fue durante esa marcha que Uribe dijo, repitió y enfatizó que “Colombia no saldrá de la violencia”, y es ahí cuando uno acaba de entender por qué A+B=C.

También dije en columna anterior que el enemigo ya no son las FARC. Hoy la escena política muestra a dos fuerzas en conflicto: una de pensamiento liberal que sentó a la guerrilla a negociar la paz luego de las derrotas militares que le infligieron Uribe y Santos; y otra opuesta con todos los fierros de manera impúdica a la reconciliación nacional, dirigida por el susodicho expresidente y secundada por el procurador Ordóñez, quienes se niegan a ver a las FARC participando en política y para regresarlas al monte están dispuestos a todo, incluso a llevarse por delante al país y sus instituciones en su ceguera guerrerista.

Hoy, digámoslo sin ambages, la subversión es de extrema derecha. Y como tal, deberían tener un nombre que los identifique en su accionar. Por ejemplo, en lugar del muy franquista Movimiento de Unidad Republicana que acaba de nacer y ya huele a naftalina, podrían llamarse Fuerzas Uribistas Reaccionarias de Colombia (FURC). O algo parecido, más cercano a lo que hacen.

DE REMATE: Iba a decir también que a lo que en realidad le temen esas fuerzas oscuras es al esclarecimiento de la verdad, pero se me adelantó Héctor Abad Faciolince con su última columna, Los motivos del NO (ver aquí). Los mismos que claman paz sin impunidad, necesitan imponer la guerra para embolatar sus culpas y pasar impunes ante la historia.