lunes, 25 de diciembre de 2017

El ‘carameleo’ de Mauricio Gómez y la muerte súbita de Myles Frechette




Estoy escribiendo un libro sobre el asesinato del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado y, por paradojas del destino, un suceso de reciente ocurrencia con su hijo Mauricio lo tiene trancado. Si hoy lo cuento, es en busca de destrancarlo.

Hace unos meses recibí una comunicación anónima, de alguien que me recomendaba hacerle seguimiento al asesinato del abogado Marceliano Cabezas, ocurrido el 28 de junio de 1997 en Bogotá. Cabezas era el abogado defensor de una de las personas implicadas en el asesinato de Gómez Hurtado y en el atentado al abogado Antonio José Cancino, apoderado del presidente Ernesto Samper, ocurridos respectivamente el 2 de noviembre y el 27 de septiembre de 1995.

El día de su desaparición, al salir de su casa Cabezas paró un taxi y se subió. Tan pronto partió el vehículo llegó a la esquina una camioneta roja, recogió a dos hombres y comenzó a seguir el taxi. Su cuerpo fue encontrado al día siguiente en la calle 200 entre la carrera séptima y la autopista Norte. Presentaba señales de tortura, sus ojos fueron vendados con cinta adhesiva y sus manos amarradas a la espalda. Tenía dos tiros en la cabeza. Según su viuda en artículo de El Tiempo, luego de su muerte los vecinos le contaron que días atrás habían visto en turnos de dos a sujetos rondando por la cuadra, y al otro día los rotaban. Ello muestra un entramado criminal de alta capacidad logística.

La persona anónima habló también de una entrevista que el abogado había dado al noticiero CM& días antes del homicidio, de la que tengo certeza material de su ocurrencia y donde se habría referido a una supuesta participación de militares retirados en el asesinato de Álvaro Gómez.

Llevo varios años investigando el tema y nunca antes había escuchado el nombre de Marceliano Cabezas. Por eso me puse a la tarea de buscar esa grabación, convencido de que no tardaría más de una semana en dar con su paradero. En una primera comunicación fui remitido a la gerencia de CM&, donde unos días después de mi solicitud se me informó que la persona encargada sería, válgame Dios, el hijo de Álvaro Gómez… El asunto me causó profunda extrañeza, pues bastaba con comisionar al muchacho ‘patinador’ que en todo medio maneja el archivo y en tres patadas consigue el material que se le solicita, lo cual debe hacer con prontitud porque se trata de un noticiero, no de la Hemeroteca Nacional. Pero antes que un facilitador, me entregaron un obstáculo para llegar al material informativo.

Mauricio Gómez Escobar es un excelente periodista, realizador de unos informes regionales de impecable factura que han ganado varios premios, pero tuve la impresión de que era y sigue siendo la persona menos indicada para atender mi requerimiento, pues lo que siempre he expuesto en mis columnas sobre los posibles autores del crimen es por completo antagónico a lo que sostienen los deudos del líder inmolado. Mi tesis es que la familia Gómez Hurtado está haciendo todo lo que tiene a su alcance para que lo declaren crimen de Estado y así hacerse a una indemnización multimillonaria. Según Carlos Castaño en su libro Mi confesión, “la verdad ya la conocen los afectados (o sea los familiares). Por una extraña razón, entre ellos y los victimarios parece que se hubiese pactado un armisticio sordo y rencoroso”. Pág. 234.

Obligado como estaba a seguir un conducto ‘irregular’, llamé al conmutador de CM& a preguntar por Mauricio Gómez y me lo pasaron. Le conté lo del libro en torno al asesinato de su padre, él me escuchó en los más amables términos de bogotana cordialidad, no hizo mayores preguntas, me dijo que iba a averiguar por la cinta y que lo llamara unos días después.

Al final de esos días después me dijo que qué pena, que se le había olvidado mi encargo, que lo llamara otros días después, como en efecto hice. Y luego de los otros días después me volvió a preguntar como si no recordara nada de lo que ya le había contado, y así. El hecho es que han pasado casi tres meses en los que a cada llamada le atraviesa una justificación de por qué no ha podido encargarse de eso. A la última, el pasado jueves 21 de diciembre, ya le metió un impedimento repentino: a la persona encargada del archivo “se le quebró una pata, le dieron incapacidad y no tengo a nadie más, eso ya va a tocar es esperar hasta después del 9 de enero…”

Vi que no eligió la fecha al azar, pues el 9 es el día siguiente al lunes festivo de Reyes, pero constaté ante todo que yo estaba siendo sometido a una operación de carameleo, entendida por el diccionario RAE como la “acción de dilatar, diferir con engaños un asunto haciendo creer que pronto se va a solucionar”. Se trataba, en síntesis, de vencerme por la vía del cansancio.

Ahí ya entré en estado de alerta, no por la molestia derivada de la prolongación del tiempo sino porque presentía la nueva explicación que podría darme el 9 de enero: “hombre, qué pena con usted pero de regreso al noticiero me encuentro con que esa cinta no existe, o se desapareció, no sé, precisamente esa, oiga qué cosa tan extraña, así ni modo de seguir colaborándole…”.

Entendí entonces que debía contar a mis lectores lo ocurrido, como medida de salvaguarda del propósito periodístico que me anima, pues todo indica que esas declaraciones del abogado días antes de ser asesinado podrían arrojar alguna nueva luz sobre los móviles del crimen de Álvaro Gómez, mientras que su eventual desaparición solo arrojaría un nuevo manto de oscuridad.

Además de lo anterior, hay otro hecho que tampoco puede pasar desapercibido al objeto de  mi libro: el embajador de Estados Unidos en Colombia por los días en que ocurrió el homicidio de Álvaro Gómez era Myles Frechette (sin duda el hombre mejor informado durante los azarosos días del proceso 8.000), a quien entrevisté en Washington D.C. el 1 de abril y cuyas declaraciones generaron un gran revuelo nacional tras su publicación aquí, en El Espectador. (Ver entrevista).

Frechette murió exactamente tres meses después de esa entrevista, el 1 de julio. Eso en parte es extraño, pues yo noté a un hombre vigoroso y lúcido a punto de cumplir 81 años, no tenía el semblante de alguien que va a morir tres meses después. Pero más extraño aún es que su esposa Bárbara se demoró un mes en contar la noticia. Y yo me preguntaba: ¿cuándo se ha visto que alguien muere y callan el suceso tanto tiempo? ¿Qué hay detrás de ese silencio?

Por los días en que había muerto pero todavía no se sabía, intrigado al ver que Frechette no respondía algunos correos que le envié, decidí llamar a su casa en Bethesda. Contestó doña Bárbara, me identifiqué en inglés y le dije querer hablar con el exembajador, y esto me respondió:

He has died.

Antes de que pudiera responderle se soltó a llorar, y a continuación pronunció en inglés algunos balbuceos precipitados de los que solo pude reconocer las palabras Bogotá y Embassy, y colgó. No sé si esa llamada mía precipitó la divulgación de la noticia, pero no pasaron 48 horas cuando por fin se supo de su fallecimiento.

Sea como fuere, esas dos palabras identificables a mi oído de hispanoparlante darían para pensar que ante la Embajada de EE UU pudo presentarse alguna queja por las cosas que contó Frechette, unas sobre los posibles autores del magnicidio y otras sobre los vínculos que señaló entre Álvaro Uribe y el paramilitarismo. No olvidemos que éste desde su cuenta de Twitter le respondió a Frechette tratándolo de “sinvergüenza”. (Ver reacción). Puedo estar equivocado, pero no es descartable que considerando las buenas relaciones que mantiene Uribe con la derecha política asentada en el Departamento de Estado o dentro del mismo gobierno de Donald Trump, las hubiera aprovechado para provocar alguna reacción de alto nivel que le amargara el rato a Frechette.

Aquí la única fuente de primera mano para resolver el enigma es la misma viuda de Frechette, doña Bárbara. Después de esa última llamada, otras que le he hecho desde diferentes puntos de Colombia han sido en vano, como si ella identificara su origen y se abstuviera de responder. Pero avanzo en un plan B, convencido como estoy de algún factor sobreviniente que pudo agravar la salud del diplomático.

Así las cosas, tanto por la entrevista al occiso Marceliano Cabezas que Mauricio Gómez trata de embolatarme, como por el misterio que envuelve la muerte súbita de Myles Frechette, esta columna se convierte en una “noticia en desarrollo”.

martes, 19 de diciembre de 2017

Alcalde Rodolfo, hijos y esposa: ¡qué bonita familia!




¿En qué se parecen el exfiscal Luis Gustavo Moreno y el alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández Suárez? En que ambos manejaban un discurso frontal contra la corrupción, hasta el día que se descubrió que era solo eso: un discurso. En el caso que hoy nos ocupa, estamos hablando de un contrato de corretaje descubierto y denunciado por la página Corrillos.com.co, donde se acordaba que uno de los hijos del alcalde Rodolfo Hernández y su esposa, Socorro Olivero, recibirían millonarias comisiones por el contrato de tecnificación de las basuras. (Ver artículo).

Por más que lo intente eludir, este escándalo trae fresco a la memoria el interés que siempre tuvo Hernández por el negocio de las basuras, desde los días de 2012 en que un Manolo Azuero convertido en Catón de la moral pública contaba en su columna de Vanguardia Liberal del sospechoso contubernio que se presentaba entre el entonces alcalde Lucho Bohórquez, Rodolfo Hernández y el exdirector de la Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga - CDMB, Fredy Anaya, en torno a la posibilidad de convertir un potrero de la vereda Chocoa a las afueras de Girón –Monumento Nacional- en el vertedero de las basuras de toda el área metropolitana: Bucaramanga, Girón, Piedecuesta y Floridablanca.

Según Azuero, “la empresa que desarrolla el relleno sanitario se denomina Entorno Verde S.A. Sus miembros de junta entre otros son Tatiana Villarreal (empleada de Fredy Anaya), Rodolfo Hernández Suárez y (su hijo) Rodolfo José Hernández”. (Ver columna).

Bien llamativo que en pasado y presente aparezcan sendos hijos involucrados en el negocio de las basuras, pero para la ocasión actual el alcalde se refugie en afirmar que “mi hijo no me contesta el teléfono desde que empezó esto, se escondió, no abre la puerta del apartamento". A otro perro con ese hueso, la primera impresión que de allí queda es que el alcalde quiso recuperar la cuantiosa inversión que se perdió en Chocoa, en parte debido a la empecinada oposición de los habitantes de Girón a que les metieran un basurero, y en parte por un pronunciamiento de la Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales que le pidió a la CDMB “suspender o cancelar el proyecto en razón a los graves problemas ambientales que presenta”.

En la situación presente a Rodolfo Hernández no solo se le cayó el negocio con la empresa Vitalogic (que escogió a dedo y de la que decía “va porque va”), sino la estantería completa de una administración que se hizo elegir bajo la consigna de luchar contra los corruptos. Sea como fuere, la suerte está de su lado cuando cuenta con la complicidad de un periodista-admirador como Julio Sánchez Cristo, quien en entrevista con La W comienza absolviéndolo así de toda culpa: “porque conocemos el estilo del alcalde, puede estar el hijo en esto pero el alcalde no va a dar un paso atrás en su lucha contra la corrupción”. (Ver entrevista).

Cosa diferente hizo Néstor Morales en Blu Radio, quien le preguntó sin ambages: “le pido la precisión: ¿la corrupción entró o no entró a su familia?” A lo que responde: “Timbró, pretendió entrar, pero le tiramos la puerta en la cara”. (Ver entrevista).

Falso de toda falsedad, no le tiraron la puerta en la cara: el mismo alcalde reconoció que en su propia casa se reunió “dos o tres veces” con José Manuel Hormaza, gerente de Vitalogic, la empresa que terminó como único proponente en el cuestionado proceso, y que su hijo, Luis Carlos Hernández, estuvo presente en una de las reuniones. Aclaró eso sí que su casa y su oficina están contiguas, apenas “pasando una puerta”, pero lo que despierta suspicacia es que se hayan reunido allí y no en el despacho de la Alcaldía, que es lo que le correspondería hacer a un funcionario que quiere demostrar con hechos –no con discursitos moralistas- su lucha contra los corruptos. Según el emperador Julio César “la mujer del César no sólo debe ser honesta, sino parecerlo”.

Son los hechos los que hablan por sí solos, por más que pretenda tapar lo que a todas luces fue un acto de corrupción de su hijo, signado por eso que los abogados llaman “intención de dolo”. Precisamente el documento salió a la luz pública porque uno de los gestores del contrato (Luis Andelfo Trujillo) se arrepintió y denunció al alcalde ante la Procuraduría, “bajo el argumento de que el mandatario sabía del acuerdo de corretaje y fue él mismo quien delegó a su hijo”.
Así las cosas, atrás van quedando los tiempos en que Rodolfo Hernández anunciaba en tono vigoroso que “vamos a derrotar a Serpa”, y estos son remplazados por la más demoledora de las evidencias: si de corrupción se ha de hablar, de esta no se salva ni su propia familia. En otras palabras, el alcalde quiso tirarles la puerta en la cara a los corruptos, pero los corruptos ya estaban adentro.
DE REMATE: A todas estas, ¿qué estará pensando el Jefe de Gobernanza de la alcaldía de Bucaramanga, Manolo Azuero, del escándalo que ha llegado a tocar hasta su propia oficina, apenas “pasando una puerta”? ¿Le dictará su conciencia una eventual renuncia…?

domingo, 10 de diciembre de 2017

Balance 2017: una noticia buena, otra mala y...




Hacer un balance político del año que termina, comienza por dos cosas: señalar como grave error de El Tiempo haber escogido al fiscal Néstor Humberto Martínez como el Personaje del 2017, y nominar a la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) como la Víctima del Año.

Lo de El Tiempo clasifica como un tiro en el pie que se dio su dueño, Luis Carlos Sarmiento Angulo, pues Martínez Neira fue miembro de la junta directiva de El Tiempo (ver aquí) y asesor legal del Grupo AVAL en muy importantes negocios, razón por la cual se le conocía como "el hombre de Sarmiento". Sumado a que el banquero es uno de los socios del contrato de la Ruta del Sol 2 por medio de la sociedad Episol, filial de Corficolombiana, con una participación del 33 por ciento.

Lo de hombre del año se percibe entonces como la retribución a un favor, pues le sirvió a Sarmiento para que, pese a haber sido su abogado, Martínez no se declarara impedido frente a Odebrecht y terminara sacándolo limpio de semejante enredo. Según el columnista Alberto Donadío, “NHM desde el cargo de fiscal general siguió obrando como abogado del hombre más rico del país”. (Ver columna). Así las cosas, El Tiempo comienza 2018 herido en su credibilidad, y la credibilidad es el más importante ‘activo’ que posee un medio de comunicación.

Queda herido también –y de muerte- el tribunal de justicia acordado en La Habana como parte sustancial del Acuerdo y definido como Jurisdicción Especial de la Paz (JEP), el cual debía dedicarse a “investigar, esclarecer, perseguir, juzgar y sancionar las graves violaciones a los derechos humanos y las graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH) que tuvieron lugar en el contexto y en razón del conflicto armado”.

Al finalizar 2017 la JEP termina violada, pisoteada y desmembrada por una clase política egoísta y mezquina que decretó absurdas inhabilidades para sus magistrados, y desfigurada por una Corte Constitucional que eximió de juzgamiento a los empresarios, ganaderos o industriales que patrocinaron grupos paramilitares, hoy llamados “terceros”. Nombre por cierto tan eufemístico como el de ‘falsos positivos’ para la máquina genocida de muerte que desató por todo el país el régimen de la Seguridad Democrática de Álvaro Uribe contra los miles de jóvenes que “no estaban recogiendo café”.

Continuando con el balance del año, arranca en situación deficitaria la campaña del Centro Democrático a la Presidencia con la postulación oficial de Iván Duque como su candidato. El saldo de la jornada es una profunda división interna, en la que muchos ven a Duque como un santista infiltrado (“comunista”, según Ricardo Puentes).

Uribe logró convertir en show mediático semanal la escogencia de su candidato, pero no es pensar con el deseo si decimos que se está quedando cada vez más solo, y parte de la prueba es el ‘trasteo’ de miles de votos de la Misión Carismática Internacional a las toldas de Cambio Radical. Mi impresión personal es que Uribe no confía en Duque, y podría terminar por 'sacrificarlo' en aras de fortalecer su alianza con Alejandro Ordóñez y Marta Lucía Ramírez. En tal dirección es previsible que se inicie una feroz campaña de propaganda negra contra Duque, fabricada en las cañerías de ese mismo partido y tendiente a forzar la escogencia de un candidato de coalición diferente a este.

Cambiando de tema –aunque no del todo- resulta bien llamativo ver cómo Germán Vargas le compite a Uribe en su propio terreno, se apropia del discurso uribista (hasta de sus tácticas de guerra sucia) y acapara caciques políticos por todo el país, convencidos estos de que cobijados bajo su manto protector no corren el riesgo de ser ‘tocados’ por la vara justiciera de su leal aliado el fiscal Néstor Humberto Martínez…


De otro lado, comienza 2018 con la nominación definitiva de Sergio Fajardo como el candidato de la alianza integrada por el Polo Democrático, Alianza Verde y Compromiso Ciudadano. Se abre así la puerta hacia una eventual coalición de centro-izquierda, a la que muy posiblemente se integre Humberto de la Calle, sometiéndose con Fajardo a una consulta el 11 de marzo, de la que saldría la fórmula Presi-Vice. Lo ideal sería que Gustavo Petro también logre integrarse, en cuyo caso se ganaría en primera vuelta. El problema de fondo es que cada uno se cree con la fuerza electoral requerida para pasar a la segunda vuelta y… he ahí el peligro. Sea como fuere, a Petro le corresponde entender que en la coyuntura actual él no es el más indicado para encabezar una coalición, por el grado de polarización que su nombre provoca. Y solo, no va a ningún Pereira.

En conclusión, mientras el 2016 terminó con la azarosa noticia del triunfo del NO que hizo avizorar un 2017 cargado de nubes negras (y las hubo por montón), el balance anual de P&G nos arroja una noticia buena y otra mala.

La mala: lo despedazada, violada, descuartizada y desmembrada que quedó la JEP para identificar a los culpables de crímenes de guerra en todos los bandos. Si esto no se endereza no será posible alcanzar una verdadera paz, pues la reconciliación de los espíritus solo se puede cimentar sobre el conocimiento de la verdad y el consiguiente perdón. Sin verdad, ¿cómo puede haber perdón?

La buena: si la lógica de las encuestas de fin de año se mantiene y no surge la clase de imprevistos a los que cierta ‘mano negra’ suele acudir para enderezar las cosas a su favor, en 2018 tendremos un presidente diferente a los peligrosos Germán Vargas Lleras o “el que elija Uribe”.

DE REMATE: El mismo día que El Tiempo eligió al fiscal Martínez Neira, El Espectador escogió como personaje del año a “Los silenciados (más de un centenar de líderes sociales asesinados en 2017) y los que resisten”. Es la diferencia que existe entre usar un medio de comunicación para promover las relaciones públicas de su dueño… y practicar un periodismo ético en defensa de seres humanos inermes, indefensos, desprotegidos por el Estado”. 

lunes, 4 de diciembre de 2017

¡Qué miedo! Clarividente profetiza que Timochenko será Presidente


Foto tomada de Semana.com
El título amarillista de esta columna es intencional. Tiene el propósito de denunciar cómo las tácticas de propaganda negra que se aplicaron con éxito durante los días previos al plebiscito ya no son exclusividad de las fuerzas de extrema derecha agrupadas en torno al senador Álvaro Uribe, pues han comenzado a ser implementadas también por la campaña de Germán Vargas Lleras. 

Unos y otros han descubierto la ventaja estratégica de inundar los medios y las redes sociales con noticias falsas, marrullas, calumnias, engaños y siembra de temores colectivos que confunden al elector y lo fuerzan a tomar medidas radicales, favorables a los mismos creadores de esa confusión.

Ya es conocido el video de Cambio Radical donde imposibilitados por vergüenza propia de ofrecer lucha contra los corruptos, arremeten contra las Farc sobre una mesa de billar. De factura más reciente –y objeto de esta denuncia- es la actuación libreteada de una supuesta clarividente en el programa matutino Primera Hora de Canal 1, conducido por Silvia Corzo e Iván Lalinde, el pasado miércoles 29 de noviembre en horas de la mañana, audiencia amas de casa.

Digo supuesta clarividente porque basta escucharle su reducida capacidad de expresión verbal y la pobreza de su puesta en escena con un mazo de deslucidos naipes para constatar que se está ante un burdo montaje, en el que parecieran participar los ‘periodistas’ del canal, quienes hacen las preguntas apropiadas para que ella responda lo que parece ceñirse a un libreto.

Dice llamarse Deseret Tavares, la anuncian como la “clarividente de los famosos, reconocida por predicciones como el triunfo de Donald Trump” (bueno, yo también lo predije) y la muerte de Juan Gabriel. Luego de profetizar que Trump no va a terminar su periodo porque será víctima de un atentado, se sumerge a solicitud de los interesados en las arenas de la política nacional. (Ver video, los 10 minutos finales).

Y comienza con esto: “Yo estuve ayer viendo lo de las Farc y tengo mucha preocupación, porque veo que es algo que va a tomar mucha fuerza. Y veo que el representante de ese grupo logra convencer a la gente. Y se va a ver ante mucha gente como un sabio. Y las palabras que él va a usar van a convencer a la gente, y alrededor de agosto ese partido, esa energía gana mucha fuerza. Y Colombia está en peligro de estar en un cambio como Venezuela”.

Lalinde le pregunta si puede decir quién va a ser el próximo presidente de Colombia entre tres nombres, Humberto de la Calle, Germán Vargas Lleras y Sergio Fajardo. “Ninguno de los dos”, responde Deseret –aunque le hablan de tres- “pero Vargas tiene una posibilidad fuerte de llamar mucho la atención. Tiene una energía fuerte donde va a tener esa gente que va a estar buscándolo, que va a estar reconociendo la fuerza de él”.

Hasta ahí muy bien, la derecha de Vargas (ya no la de Uribe) triunfando sobre la centroizquierda. Y a continuación este diálogo, transcrito del aparente libreto que ambos desarrollan:

Clarividente: Pero hay otro más fuerte…
Lalinde: ¿Cuál? ¿Londoño, Timochenko?
Clarividente: Sí. Tiene la energía de la misma pelea que hizo Donald Trump, donde él va a llamar la atención, va a ganar fuerza. Y si se descuidan, Colombia es la próxima Venezuela.

Dirán que es hilar delgado, pero ahí se aprecia un mensaje subliminal: "ante el peligro de que Timochenko sea el próximo presidente y Colombia se convierta en otra Venezuela, conviene votar por Germán Vargas".

Y no es que la ‘clarividente’ haya dicho esas cosas y el asunto se olvidó, no. Ahí queda un material valioso para reproducir y divulgar hasta hacerlo viral durante los momentos álgidos de la campaña. Fue precisamente eso lo que hizo la senadora del Centro Democrático, Paola Holguín, cuando publicó en su cuenta de Twitter un video con el fragmento de una conferencia dictada por el padre Juan Jaime Escobar. La magia de la edición lo hacía aparecer diciendo cosas a favor del NO en el plebiscito, siendo que en el contexto de la charla decía lo contrario, abogaba por el perdón. (Ver video). Esa sola mentira prefabricada, ese engaño evidente hubo de quitarle miles de votos al SÍ, teniendo en cuenta el modo en que se viralizó y el poder de convicción del montaje.

En el caso de Deseret Tavares bastará con extractar fragmentos del tipo “Colombia está en peligro de un cambio como Venezuela”, o “el representante de ese grupo logra convencer a la gente”, y “Vargas tiene una energía fuerte”. Como quien lo dice es una “famosa clarividente”, las amas de casa le creerán mientras terminan de cambiarle el pañal al bebé, y luego compartirán el chisme con la vecina: “Qué miedo, ¿sí sabes que Timochenko puede llegar a ser el Presidente? Lo dijo una clarividente".

Esta columna, entonces, pretende alertar sobre los que nos corre pierna arriba: una poderosa campaña de propaganda negra en la que participan al unísono el uribismo y Cambio Radical, contra la posibilidad de alcanzar una paz duradera, porque es contraria a sus intereses. La paz los aniquilaría como opción política.

Para evitar que eso ocurra, Álvaro Uribe Vélez y Germán Vargas Lleras han comenzado a usar el mismo lenguaje en su publicidad electoral: el de sembrar miedo para vender seguridad. He ahí el verdadero peligro, más peligroso que ese tigre de papel que se inventaron llamado 'castrochavismo'.

DE REMATE: Por el bien de la paz y por el futuro de Colombia, el señor Rodrigo Londoño (antes ‘Timochenko’) debería retirar su candidatura a la Presidencia en favor de la segunda de su fórmula, Imelda Daza. A él lo está usando la derecha nacional e internacional para meter en las mentes de los colombianos el miedo a ese “monstruo”, y de ese modo forzar a una salida electoral autoritaria como la que se dio tras el fracaso de las conversaciones entre Pastrana y las Farc. Este video de dos seguidores del dictador Augusto Pinochet sobre Timochenko y el gobierno Santos está circulando profusamente en las redes sociales, y quien lo ve queda convencido de que es cierto porque no tiene datos verdaderos para contradecir sus tesis. Pero es un sartal de mentiras, presentadas como verdades aparentes.